“El pasado mesoamericano era tan esplendoroso que no ha sido aprovechado”: Enrique Ortiz
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“El pasado mesoamericano era tan esplendoroso que no ha sido aprovechado”: Enrique Ortiz

Los que dicen que la historia es cosa del pasado, seguramente se encuentran en una gran equivocación, pues la historia la vivimos día a día; incluso los ecos de la…


“El pasado mesoamericano era tan esplendoroso que no ha sido aprovechado”: Enrique Ortiz | El Imparcial de Oaxaca

Los que dicen que la historia es cosa del pasado, seguramente se encuentran en una gran equivocación, pues la historia la vivimos día a día; incluso los ecos de la más lejana aún están presentes y se han adaptado para ser divulgados en espacios que forman parte de nuestra cotidianidad como las redes sociales. Uno de los divulgadores con más seguidores en nuestro país es Enrique Ortiz, que bajo el nombre de Tlatoani Cuauhtémoc ha tratado de desmitificar con los internautas aquellos procesos que forman parte de la historia mexicana. Ahora se encuentra promocionando su segundo libro El mundo prehispánico para gente con prisa:

El título de su nuevo libro va muy acorde a estos tiempos donde parece que todo el mundo tiene prisa ¿Cómo adecuar los temas históricos para que sean amenos y rápidos para el lector?

—Con mucho trabajo y mucha lectura, porque los capítulos son cápsulas de la vida cotidiana de los antiguos mexicas. Como bien lo dices, las personas en la actualidad estamos ocupados en todo nuestro día, corremos de un lado a otro tratando de alcanzar nuestros objetivos diarios y queda poco espacio para que una persona se pueda sentar a leer un libro de mil hojas como la obra de Fray Bernardino de Sahagún, o no tienen el ánimo para leer un texto que fue escrito en el siglo XVI, cuyas referencias ya son muy ajenas a nosotros los mexicanos del siglo XXI. Precisamente, ese es el objetivo de este libro, que puedan encontrar un libro con datos curiosos y que a través de esta obra se acerquen a la historia.

¿Por qué crees que la academia histórica difícilmente valide trabajos de recopilación o publicaciones que no vengan de ella, que no sean académicas? 

—Sucede en nuestro país de forma muy común, que este tipo de obras pueda llegar a ser desacreditado porque el que lo escribe no viene directamente de la Academia —no estudió antropología o arqueología— créeme que eso yo lo vivo a diario en redes sociales, principalmente en Twitter, que es la red más agresiva, uno va ganándose su lugar al ser objetivo, al estar bien informado, al demostrar sus fuentes, al demostrar que uno no dice mentiras, con eso uno gana el prestigio, que es muy complicado porque uno no viene de la Academia; sin embargo, los divulgadores de la historia siempre van a ser muy importantes, porque ellos son el vínculo entre la Academia y el público en general.

¿Cómo fue ir reconstruyendo la cotidianidad mexica de hace más de 500 años?

—Tenemos buenas fuentes del siglo XVI que explican a detalle cómo era la vida, desde cómo se llamaban los gobernantes hasta cómo saber si cuando comprabas un tamal en el mercado de Tlatelolco era bueno o era malo. La historia general de las cosas de la nueva España de Fray Bernardino de Sahagún es la principal; te explica desde las flores hasta las enfermedades, los rituales, los dioses. Evidentemente, para escribir esto (su libro) uno tiene que leer las obras, estudiarlas y analizarlas, para poder transmitir toda esta gran cantidad de información en un libro de 230 hojas y que siga siendo atractiva para el lector.

¿Cuál es la diferencia entre leer y estudiar la historia?

—Por ejemplo, uno puede leer un libro de historia, va pasando página tras página, pero cuando vas en el capítulo diez ya no te acuerdas qué pasó en el capítulo cinco, eso es leer: una actividad recreativa, de disfrute y de gozo; estudiar un texto implica que mientras vas leyendo vas haciendo resúmenes, anotaciones, incluso que regreses capítulos para revisar la información que estás buscando.

¿Cuál fue tu impresión la primera vez que te adentraste al mundo prehispánico?

—Me quedé impactado, porque es un mundo tan ajeno al moderno, a lo que ahora nosotros somos, que sin necesidad de crear una historia de fantasía es impactante. La realidad puede superar a la ficción. Nosotros no tenemos la menor idea de lo que sería poder caminar en Tenochtitlán o Teotihuacán y que te encuentres a un sacerdote pintado de negro todo el cuerpo, con el pelo hasta la cintura mezclado con sangre humana, llevando tabaco y una jícara cubierta de oro sobre la espalda o con una máscara de un cráneo humano —poniendo énfasis— imagínate ese impacto para una persona del siglo XXI, es algo que nunca hemos visto, ni en películas. El pasado mesoamericano era tan esplendoroso que no ha sido aprovechado, tenemos un tesoro aquí en México y los mexicanos somos los herederos de ese tesoro y creo que es nuestra obligación conocer nuestra historia y compartirla para sentirnos orgullosos de nuestras raíces, tanto indígenas como europeas.

¿Personalmente qué te llevó a estudiar y divulgar la historia?

—Lo que motivó todo esto evidentemente es la lectura. Empecé a los 15 años leyendo novelas épicas de fantasía y cada vez quieres leer más, conocer más; esta cuestión que en un inicio era recreativa, con el paso del tiempo pues se ha vuelto mi trabajo, entonces creo que fue algo paulatino: la lectura me llevó a la cultura, eso me llevó a la historia universal y esto finalmente me llevó a aterrizar en este territorio que conocemos como México.

Ha habido mucha polémica por este año de conmemoraciones que maneja el Gobierno Federal, sobre todo por los 700 años de Tenochtitlan, ¿si cumple los 700 años o no?

—Es un tema muy complicado porque para empezar los mexicas eran un grupo errante que eran odiados y repudiados por las culturas que llevaban más tiempo en el Valle de México, los tepanecas les permiten que se asienten en el islote que era parte de su territorio, con la condición de que les paguen tributo y sean sus mercenarios. Ellos (los mexicas) tampoco fundaron una ciudad porque el islote ya estaba poblado, pero cuando logran su independencia al derrotar a sus antiguos amos, ellos reescriben la historia y se hacen ver como un pueblo elegido por los dioses, por lo que es muy probable que lo del águila devorando a la serpiente no haya sucedido y sea un mito fundacional, entonces no hay una fecha que sea la verdadera, pero la más mencionada por los códices es 1325, incluso los grandes investigadores de la arqueología, como Matos Moctezuma, han afirmado que fue un error hacer la conmemoración de este año porque lo correcto hubiera sido haberla hecho en el 2025.