Las malas y los malos

En junio, desde finales de la década de los 70, se celebra en México el mes del orgullo LGBT+ una fecha para recordar, reconocer y poner en conversación los temas relacionados a la diversidad, a un sector poblacional que —al igual que otros— se le ha borrado cruelmente de la historia. Afortunadamente, en las últimas décadas se han ganado espacios, derechos y garantías. 

Desde la literatura también podemos abordar el tema y sumarnos a tan importante celebración reconociendo a autoras y autores nacionales de los que ya hemos hablado como Nancy Cárdenas, Rosamaría Roffiel, Miguel Barbachano, Monsiváis.

Pero ahora vamos a hablar de un libro argentino que se acaba de publicar en México —aunque en 2020 ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la FIL— que ha tenido una fenomenal recepción en los países hispanohablantes y en los que ha sido traducido, como en Francia donde ganó el Gran Prix 2021 de I´Héroine Madame Figaro.

Su título es Las malas, de Camila Sosa Villada (Córdoba, 1982) una mujer trans argentina que desde pequeña reconoció quien era y lo defendió en contra de todo, transitando un camino de violencia, desigualdad, acoso y peligro que la llevaron por los lares de la prostitución, al que logró sobrevivir y abandonar para dedicarse al teatro, donde nuevamente fue marginada. Como no había papeles para ella tuvo que adaptarlos e inventar los propios, llevando a escena su espectáculo “Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti” (2009) y a personajes de Jean Cocteau en obras como “El bello indiferente” (2014). Ha protagonizado y formado parte del reparto de distintas películas en su país, además de haber publicado dos libros con anterioridad.

Las malas (TusQuets /2019) es el tercer libro en el que se convierte en un personaje literario y —basándose en hechos reales y ficción— hace un homenaje a un grupo de mujeres trans que ella conoce cuando siendo aún muy joven llegó a la capital para poder estudiar en la universidad. 

Desde mi punto de vista esta novela es todo un descubrimiento, se desarrolla con una prosa sencilla pero alejada de los lugares comunes; no está estructurada en capítulos y su temporalidad va dando saltos, como recuerdos, entre pasado y presente.

Al advertir en las primeras páginas “La noche es la puerta abierta al mundo donde todo es posible. Hay cosas que no pueden ocurrir a la luz del día”. La autora desarrolla un lenguaje picaresco, que en muchos momentos me pareció le daba aires al ya clásico El vampiro de la colonia Roma del fallecido Luis Zapata, solo que en una versión trans, lo cual me parece muy loable y aplaudible, pues da voz a un grupo menos visibilizado.

“Ser trans es una fiesta”, dice uno de los personajes después de haber sido fuertemente golpeada, y su fiesta colorida siempre continúa a pesar de todas las injusticias y agresiones que se cometen contra ellas y entre ellas. Esta novela es además un fuerte grito de orgullo, un duro crítico a los prejuicios en torno a la adopción en familias homoparentales, una gran crítica a la doble moral y las máscaras sociales. Una gran novela llena de personajes que se atrevieron a ser ellos, aunque se convirtieran en “las malas” y “los malos”, una novela que tienes que leer.

@Urieldejesús02