Juana Cata, una mujer opacada por sus mitos
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Juana Cata, una mujer opacada por sus mitos

En su libro Mujer y poder en el siglo XIX, la historiadora Francie Chassen-López trata de dar voz a la cacica de Tehuantepec, a quien diversas publicaciones han tratado de mostrarla al mismo tiempo como intachable o llena de rumores


Juana Cata, una mujer opacada por sus mitos | El Imparcial de Oaxaca

Los mitos sobre Juana Catarina Romero (1837-1915) no desaparecerán de la noche a la mañana. Ni siquiera hay certeza de que se diluyan. “Hay gente que siempre contará esos mitos”, dice la historiadora Francie Chassen-López, quien reconoce que aun con su libro sobre la oaxaqueña oriunda de Tehuantepec los rumores en torno a ella seguirán. 

La autora de Mujer y poder en el siglo XIX, La vida extraordinaria de Juana Catarina Romero, cacica de Tehuantepec (Taurus, 2020) cierra con una idea similar la obra. “No sería difícil acabar con los mitos, simplemente quisiera que esta historia, que esta versión fuera su rival, que se supiera que hay otra versión de ella que reconoce lo que hizo”.

Frente a las versiones en las que se trata de mostrar a una Juana Cata intachable o se le opaca con sus rumores, la autora trata de mostrar a la mujer, a la humana. “No era una ninguna santa tampoco, no escribí la vida de una. Con el perdón, pero (Juana Cata) era medio cabrona”, comenta la investigadora, cuya obra es considerada hasta el momento la biografía más completa de Juana Catarina Romero.

El libro es resultado de un trabajo de investigación de 14 años, en los que Chassen-López tuvo diversos retos, uno de ellos la falta de fuentes para conocer la personalidad de Romero, más allá de sus calificativos de empresaria, filántropa o espía.

Para dar voz a Juana Cata usted ha mencionado un trabajo de detective por las pocas fuentes, ¿cuáles fueron los retos?

Hubo muchas fuentes (documentales), por ejemplo del Archivo Notarial donde se habla de sus negocios, pero su voz, sus palabras, (hubo) muy pocas fuentes. Solamente las cartas que escribió a Porfirio Díaz y eran pocas. Sus papeles personales… ella o su familia mandaron a quemar su casa, y luego en 1944 hubo una enorme inundación en el río de Tehuantepec y parece que sus papeles personales estaban en un cuarto de servicio abandonado y se echaron a perder. Fue muy triste, había unos documentos que tenía una pariente, Olga Teresa Camacho, que vive en Coyoacán, México, y ella fue muy generosa y me los dio. Para tener la voz del sujeto que uno está investigando, traté de imaginar cómo sentía, por qué y cómo hacía las cosas.

¿Fue su objetivo presentar a una Juana Cata humana más allá de la comerciante, empresaria o espía?

Sí, sobre todo porque quería conocer a la mujer de carne y hueso, como cualquiera. Imagínate que era una muchacha pobre, analfabeta, que vendía cigarros por las calles, que aprendió a leer y escribir a los 30 años. Ella se forjó sola para ser una mujer excepcional. No tenía la educación que tenemos y además vivió en los años de guerra, de la Reforma y de la Intervención y luego se quedó sola, ya que tenía como 34 años. De ahí en adelante forjó sus negocios, su comercio y su finca. (Fue) una mujer que cuando quiere aprender bien cómo se cultiva la caña de azúcar se va a Cuba a investigar, cuando está trabajando los textiles se va a Inglaterra, a Manchester, a ver las fábricas. Era una mujer muy curiosa.

Una de las cosas que llamó la atención de Chassen-López sobre Juana Cata fue su interés por las tecnologías, por la maquinaria que trajo y con la que armó su ingenio de caña, la que importó de Estados Unidos y de Alemania. “¿De dónde aprendió todo eso?”, se pregunta la docente, quien en el libro señala que aunque se ha ligado amorosamente a la filántropa con Porfirio Díaz, varios de los rumores quedan en ello, sin comprobación. No obstante, cuenta que las veces que recurrió a la ayuda del general fueron muy pocas y por verdadera necesidad. Además de ser una mujer hábil, una “porfirista de hueso colorado” que logra maniobrar con los carrancistas.

Para la autora, los mitos “opacan la vida” de Juana Cata, la reducen a sus amoríos y esconden sus verdaderos logros, la puerta de su personalidad, aquella que la deja con la incógnita de cómo sobrevivió a la muerte de los dos hijos que adoptó. 

Por más investigaciones, es posible que los mitos se mantengan 

Los mitos lo que hacen es que se atribuyan sus logros a hombres, que Porfirio le hizo su casa. No es cierto. Que Porfirio le dio dinero, no es cierto. Que Remigio le dio su dinero, sí, creo que sí le dejó un poco, pero él murió en 1871 y cuando ella empieza a desarrollar su economía él ya estaba muerto. Ella es la que desarrolla su dinero y casi no ve a Porfirio tan seguido.

Cuando se habla de mujeres como Juana Cata se suele decir que han vivido adelantadas a sus tiempos, ¿usted la definiría así?

Definitivamente fue una mujer excepcional y tuvo una vida extraordinaria, pero ella vivió en el lugar y momento correctos. Si ella hubiera nacido 50 años antes no creo que haya tenido esa carrera. Ella supo tomar el momento, tenía la habilidad para el comercio, para la política, para entender y aprovechar el momento. Definitivamente era una mujer adelantada a su época porque se dio cuenta que aliándose con la política de orden y progreso de Porfirio Díaz, de la modernización de México, ella podría seguir adelante. 

¿Considera que su libro ayude a diluir algunos mitos y vaya cambiando las ideas generalizadas sobre Juana Cata?

No porque siempre habrá gente que siempre contará esos mitos. No sería difícil acabar con los mitos, simplemente quisiera que esta historia, que esta versión fuera su rival, que se supiera que hay otra versión de ella que reconoce lo que hizo. No era una ninguna santa tampoco, no escribí la vida de una. Con el perdón, pero (Juana Cata) era medio cabrona, tenía que serlo porque se tuvo que enfrentar a muchos hombres y extranjeros que tenían en sus manos el comercio en Tehuantepec.

Francie Chassen-López, quien ha sido catedrática de la UNAM, en la UAM -Iztapalapa, la Universidad Atlántica de Florida y la Universidad de Kentucky, apunta que no es la última persona que indaga o investigará sobre Juana Cata. Sin embargo, esta es su aportación, con la que espera que otras más hallen pistas.  

¿Qué cree que pensaría Juana Cata de su libro?

Depende de la época de su vida. Tal vez le guste la parte sobre la guerra de Reforma, cuando fue espía. Y si pudiera, lo primero que le preguntaría es ¿tú eres la didxazaá?