El Principito sueña en zapoteco
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

El Principito sueña en zapoteco

La obra francesa más famosa fue traducida al zapoteco de Teotitlán del Valle y se imprimieron cerca de mil ejemplares, lo que contribuirá así a la preservación de esta lengua milenaria


El Principito sueña en zapoteco | El Imparcial de Oaxaca

Por MIGUEL ÁNGEL FLÓREZ GÓNGORA

Joseph Hanimann, el biógrafo suizo del escritor Antoine De Saint-Exupéry dice que El Principito es un libro para el niño eterno “que ha sobrevivido en nuestro interior” y enfatiza su reflexión con un remate formidable al arco literario: “Este libro es tan especial, porque es el primer cuento futurista interplanetario que existe”.

¡Y vaya que tiene razón! porque antes de ese salto cuántico al espacio exterior, el vuelo imaginativo, la reflexión existencial y la prodigiosa creatividad de El Principito ha aterrizado en la lengua zapoteca, una variante lingüística indígena de México que ha albergado felizmente con sus rigurosas representaciones del alfabeto fonético, la entrañable sabiduría y la poderosa lección de humanidad y compasión de la legendaria novela del aviador y escritor francés Antoine De Saint-Exupéry (1900-1944). 

La apuesta de traducir El Principito al zapoteco –lengua dominante en Teotitlán del Valle, Oaxaca– es un esfuerzo cultural y académico  de Ediciones del Lirio, la Universidad de París, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) con el apoyo del Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores (Ministére de l´Europe et des Affaires Étrangére), dentro de la tarea editorial e institucional de las entidades mencionadas en la implementación de la diversidad cultural, el impulso al plurilingüismo y la conservación de las lenguas originarias de México. 

Ello ha posibilitado que desde hace varios años El Principito haya sido traducido anteriormente a lenguas indígenas de México como el náhuatl, otomí, tenek,  totonaco, tzeltal y ahora al zapoteco.

Dentro del vigoroso trabajo de conservación y promoción de las lenguas indígenas que lleva a cabo el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), la entidad ha traducido también cuentos en el idioma Pesh, de Honduras o en la lengua totonaca, con el relato Lapaanit, originario de Puebla, señaló la Embajada de Francia en México. 

Es importante destacar que al trabajo de traducción al zapoteco realizado por los lingüistas Ambrocio Gutiérrez Lozano, Ana María Gutiérrez Martínez, Domingo Gutiérrez Mendoza y Luis Antonio González, se suma en México y en el continente, no solo la imprescindible tarea cultural de volcar a las lenguas amerindias el canon literario occidental, sino el de llevar a cabo la revaloración del patrimonio lingüístico de nuestros aborígenes con traducciones fieles a los sistemas alfabéticos, los contextos culturales, las correspondencias analógicas, la inferencia de significados y los simbolismos ancestrales de las culturas prehispánicas.

Eliot Weinberger, el destacado traductor, ensayista y editor norteamericano, sostenía que la traducción no es apropiación, sino una manera de escuchar que transforma la forma en que uno habla. Su filosofía de la traducción era simple y poderosa: “La traducción transforma lo extraño en familiar”. 

En ese sentido, la extraordinaria labor de este grupo de traductores del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM le han permitido a El Principito encontrar en el zapoteco una nueva voz y una nueva música para ser escuchada, ofreciéndole un nuevo desplazamiento literario dentro de su recorrido legendario con más de 455 traducciones a múltiples lenguas y dialectos, desde su primera publicación en abril de 1943 en inglés y francés por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock. 

Pero vale la pena volver a Weinberger: “Un poema muere cuando no tiene ningún lugar adonde ir”. Solo que esta vez El Principito llegó al territorio sagrado en donde se habla la lengua de las nubes (bíny dìsàa, bène xhon o be´ene zaa) y la fantasía del asteroide B612, de los tres volcanes y la rosa, de la serpiente amarilla, del aviador, del zorro, del geógrafo, de los planetas cercanos y del desierto ya ha comenzado a florecer en el dialecto zapoteco. 

Y sin lugar a dudas, los niños que habitan a lo largo y ancho de la compleja geografía oaxaqueña recogerán de nuevo el fruto para el resto de sus vidas en su lengua milenaria de que solo “Ni na gálnazak” (“lo esencial es invisible para los ojos”), como le recordó en la novela el zorro al principito.

En la nueva travesía del libro más famoso de Antoine De Saint-Exupéry, hay que dar las gracias por esta bella edición ilustrada y bilingüe, y que ha permitido que El Principito sueñe ahora y para siempre en zapoteco. 

*Periodista e investigador