Panteón San Miguel de Oaxaca, morada de 20 personajes ilustres
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Panteón San Miguel de Oaxaca, morada de 20 personajes ilustres

La creación del camposanto se remonta al año 1829 cuando –al igual que ahora– una epidemia obligaba a buscar nuevos espacios para las víctimas mortales, por entonces acostumbradas a ser inhumadas en las iglesias


Panteón San Miguel de Oaxaca, morada de 20 personajes ilustres | El Imparcial de Oaxaca

El panteón más antiguo de la ciudad de Oaxaca es el hogar último de personajes ilustres del estado, quienes en diversos momentos de la historia de los siglos XIX y XX han sido inhumados en él. El San Miguel, primer camposanto de la capital, se creó también con fines prácticos ante las epidemias como la actual, y dio pie a una nueva tradición, antecedida por las inhumaciones en las iglesias.

Nombres como el del exgobernador Félix Díaz Mori (hermano del general y expresidente de México Porfirio Díaz Mori), Susana Juárez, hija del Benemérito de las Américas y también exmandatario federal Benito Juárez , así como el célebre músico Macedonio Alcalá figuran entre las miles de fosas del recinto.

Pero al igual que el compositor del vals Dios nunca muere, el primer panteón municipal de Oaxaca de Juárez sirve como último hogar para el coronel José María Díaz Ordaz, muerto durante la batalla de Santo Domingo del Valle el 25 de enero de 1860. Junto al considerado “Benemérito del Estado” está también el general Albino Zertuche (1890).

Mariano Jiménez, Fidencio Hernández, Gregorio N. Chávez y Luis Meixueiro son otros de los nombres que diversos registros hemerográficos o bibliográficos recogen sobre personajes ilustres del panteón.

En cuanto a músicos, están los restos de Eduardo Mata. Los doctores Aurelio Valdivieso (cuyo nombre lleva el hospital civil de la capital), Manuel Canseco Landeros, Federico Ortiz Armengol y Ramón Pardo (que tiene un parque en su honor) están en la lista de ilustres.

Asimismo, Fernando Ramírez de Aguilar, Jacobo Dalevuelta, José Alcalá y Heliodoro Díaz Quintas. Marcos Pérez es otro de los personajes que, de acuerdo con lo dicho en el titular del Instituto del Patrimonio Cultural (INPAC), Amando Bohórquez, tiene su última morada en este espacio.

UN PANTEÓN NECESARIO Y EMBLEMÁTICO

En su libro Arquitectura del panteón San Miguel, Oaxaca (2014), Armando Pérez Linares recoge parte de lo ya dicho por el historiador y escritor Manuel Martínez Gracida, en Historia de Oaxaca, sobre los orígenes del primer cementerio municipal de Oaxaca de Juárez, y que ahora conforma el complejo Panteón General, Anexo y San Miguel.

“Para 1829, los habitantes de la ciudad se veían afligidos y temerosos por la epidemia de viruelas, por lo cual se mandó prohibir por la autoridad superior el entierro de cadáveres en los templos y sus cementerios para alejar de ellos los focos de infección”, señala Martínez Gracida sobre el panteón en el que yacen los restos de otras epidemias como la actual. 

Este panteón conocido como General ha sido objeto de diversos escritos y publicaciones, como el libro del oaxaqueño Uriel de Jesús Santiago, autor de la obra Tras la sombra del panteón San Miguel.

Según la investigación de Uriel de Jesús Santiago, colaborador de esta casa editorial, fue en 1824 cuando el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez decide crear el primer reglamento de panteones y a partir de ahí se estipula que se usen los jardines de Tepeaca para enterrar a los difuntos.

Luego, otra epidemia de viruela y cólera obligaron a que se fuera ocupando el naciente panteón. Para 1834, según explica en una cápsula informativa del INPAC, ya estaba delimitada la zona donde ahora está el panteón San Miguel. Y según sus datos, en ese año también se promulga una ley que prohíbe las inhumaciones en los templos. En tanto, el autor Armando Pérez Linares establece esa prohibición en 1844. 

Pero ante la renuencia de la gente que estaba acostumbrada a enterrar a sus difuntos en las iglesias, el ayuntamiento decide dar forma al panteón como tal, con su barda y una capilla, recuerda Uriel de Jesús.

“Comisionan a Francisco Bonequi (en 1839) para que fuera el encargado de la construcción de este complejo del panteón de San Miguel, pero las revueltas sociales impiden que se termine aun cuando la obra iba bastante avanzada”. 

Es por ello que el recinto quedó como se conoce actualmente. Aunque con los estragos dejados por el terremoto del 14 de enero de 1931, que dejó expuestos los restos de varias personas inhumadas en él.