Romanticismo y nostalgia colman segundo Martes de Brujas en Xoxocotlán, Oaxaca
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Romanticismo y nostalgia colman segundo Martes de Brujas en Xoxocotlán, Oaxaca

Las actuaciones de Los Pasteles Verdes y el trío Los Panchos hicieron de la velada un viaje por el tiempo.


  • Romanticismo y nostalgia colman segundo Martes de Brujas en Xoxocotlán, Oaxaca
  • Romanticismo y nostalgia colman segundo Martes de Brujas en Xoxocotlán, Oaxaca

De un viaje a los años setenta y los noventas, pero también de un ir entre géneros, de eso colmaron Los Pasteles Verdes y el trío Los Panchos a Santa Cruz Xoxocotlán. El segundo Martes de Brujas se inundó de nostalgia y romanticismo con temas de Perú y de México, y otros tantos que han traspasado las fronteras geográficas y entre generaciones.

La velada evocó no solo los tiempos de construcción de la parroquia y las luces llamadas “brujitas”, sino los romances de antaño. Los que bajo un cielo de contadas estrellas llegaron para ver a algunos de sus intérpretes favoritos. Margarita y David, un matrimonio de la población, acudió por ello. Abrazados en la noche fresca, ambos corearon varios temas e incluso grabaron parte del concierto para el recuerdo.

Aunque en una primera parte Los Panchos fueron de anécdota en anécdota, así como del albur al romanticismo, los aplausos y coros no se hicieron esperar. Tampoco las risas entre bromas y competencias por ver si gritaban más fuerte los hombres o las mujeres.

“Piel canela”, “Quizá”, “Cielito lindo”, “Malagueña salerosa” y “Bésame mucho” marcaron la actuación de Los
Panchos, quienes interpretaron las “canciones que nunca pasarán de moda”. O de aquellas con las que tras una falsa despedida volvieron por petición del público.

“No nos íbamos a ir, solo estábamos viendo si les están gustando los boleros de Los Panchos”, dijeron los músicos que regresaron con “La media vuelta”.

Alrededor de las 21:30, desde Perú y de los años 70, llegaron Los Pasteles Verdes. Ellos vinieron dispuestos a interpretar canciones emblemáticas de su trayectoria, entre ellas “Hipocresía”, “El reloj” y “El solitario”. Para presentarlos, el escenario colocado en el parque central se llenó con un sonido de rok potente, con baterías y guitarras eléctricas que hicieron de la nostalgia un sentimiento muy cercano a las nuevas generaciones.

Tan pronto comenzaron a cantar “Esclavo y amo”, el público se unió con el coro, aunque un tanto tímido.
Conocidos como Los románticos de América, siguieron con “Recuerdos de una noche”. Fueron unos ocho minutos y luego el saludo para conectar con el público.

La primera canción que los proyectó en la escena musical, “Angelitos negros”, no pudo faltar en ese viaje con varios clásicos. Del año 1988, trajeron “El solitario” y los ánimos se elevaron.

En punto de las 22:00 horas, la petición que unió al grupo con el público fue que el reloj detuviera su camino y la noche fuera perpetua. Que no amaneciera, pedían al unísono en un concierto que no pudo concluir sin dejar fuera un solo éxito de Los Pasteles verdes, entre ellos “Hipocresía”, ya cerca de la 23:00.