El olvido o la ignorancia; los oaxaqueños y su historia
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El olvido o la ignorancia; los oaxaqueños y su historia

La mayoría de los oaxaqueños “se han olvidado o no les han inculcado o nunca recibieron lecciones de civismo”, y que por ende dejan de interesarse en la historia o geografía local: jorge Bueno


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Segunda parte

 

¿Cómo cambiar la situación o enfrentar esa ignorancia a la que refiere el filósofo Leonardo da Jandra? ¿Habría que replantear los programas y planes educativos, especialmente los de nivel básico y de educación media superior?

Da Jandra, coautor del libro Desconfianza. El naufragio de la democracia en México (con Guillermo Fadanelli y L. M. Oliveira) propone, antes de pensar en ello, en notar que hay “parásitos de la libertad”, los que en lugar de potenciar la libertad autocrítica y reflexiva se convierten en parásitos. En esta categoría ubica a la “sindicocracia parasitaria, academiocracia parasitaria, todas las dinámicas que padecemos”. Y la más dolorosa es la de sindicatos. “Los verdaderos luchadores del sindicalismo se sacrificaron para que los obreros fueran reconocidos, para que tuviera trabajo digno y de superación, y hoy día lo único que busca el sindicato es un proceso hacia adentro: si quieres tener las prerrogativas del sindicato tienes que obedecer los lineamientos de los líderes sindicales, y en el horizonte del sindicalismo —sobre todo oaxaqueño y en el ámbito pedagógico— no veo mucho énfasis en la superación”.

Aparte de las jornadas vasconcelianas, otra iniciativa que impulsó entre las escuelas fue el de Programa de lectura crítica y redacción para docentes del estado de Oaxaca, en el que se traía a escritores mensualmente y para el cual los profesores tenían que leer un libro y hacer una reseña crítica de él.

“Pero en cuanto le dices al maestro que tiene que leer un libro y hacer una reseña crítica ya lo llevas contra la pared”. Entonces, añade, eso es lo que ellos van transmitiendo a las nuevas generaciones y por eso la importancia de un programa pedagógico que se base prioritariamente en reconocer los valores identitarios. “Si estamos en Oaxaca, quiénes han sido los referentes oaxaqueños para que los jóvenes los tengan presentes y puedan aprender de sus obras y de sus vidas”.

Desde su trinchera de cronista, Jorge Bueno Sánchez dice que para influir en ese cambio lo que hace es que en sus intervenciones trata de explicar la historia del sitio, del personaje, del inmueble en donde se desarrolle el acto al que se le invitó.

“Creo entender que mi labor es también de historiador porque te basas en los hechos registrados, no en los mitos o leyendas, sino en los hechos confirmados, y hago una crónica siempre basada en la historia. No puedo hablar en tiempo presente sin entender el pasado, entonces me obligo a explicar el porqué de las cosas”.

En lo demás, comenta que si no hay materias obligatorias o temas sobre la historia de Oaxaca, el alumnado debe de hacer lecturas ordinarias o tomar textos que le ayuden a pensar mejor.

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Lilí Urbieta, directora de la Facultad de Bellas Artes de la UABJO, relata que, por ejemplo, en la licenciatura en música, se han impartido materias sobre música mexicana, incluida la oaxaqueña. “Aparte de todo el contexto que tienen, creo que es importante conocer nuestras tradiciones, costumbres, pero también nuestra historia”. Al ser parte de universidad con características que la distinguen de otras, por reunir a estudiantes de diversas culturas, piensa que eso permite que se tenga el contexto de los autores de las comunidades de sus estudiantes y del estado.

Graciela Fabián, investigadora del INEHRM, propone recuperar y enfocarse en “la labor de artistas populares que tienen que ver con la vida de todos los días, y no sólo los grandes héroes”.

Sobre Macedonio Alcalá, que fue un contemporáneo de Porfirio Díaz y Benito Juárez, explica que tuvo una labor distinta. Mientras estos estuvieron en la política, Alcalá lo hizo desde la música. “Y no por eso Macedonio fue menor, sólo que hizo algo diferente, hizo música para el pueblo, para las fiestas, para la misa, para la vida de todos los días. En ese sentido, su lugar es tan importante como la de sus dos contemporáneos”. La historia, subraya, la hacemos todos.

También propone, en el modelo educativo, cambiar el enfoque de la enseñanza de la historia, al menos en el nivel básico, y en lo cual ya trabajan en el INEHRM. En este proceso se está trabajando con la SEP, con la subdirección de educación superior, que está a cargo de las escuelas normales. “También se hará una propuesta para que se considere y rediseñe el curricular de la enseñanza de la historia en todos los niveles”. El diálogo es también con las instituciones de educación superior y con las organizaciones de maestros y de investigadores. “No tiene caso que modifiquemos planes, si los maestros no van a conocer cuáles son las intenciones de esas modificaciones”.

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Silvino Villarreal, de la Sección 22, considera que en el magisterio se puede hacer algo, desde el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO), en el que “el ser humano que se educa o se pretende educar es un ser humano hecho de historias. Es un sujeto histórico social”. De ahí la importancia del conocimiento histórico como una manera de contribuir al crecimiento humano, pero entendiendo que las personas son seres hechos de historia y esta tiene que ver primero con lo más cercano, lo personal, lo familiar, lo de la comunidad, región, estado, país y el mundo.

“Tiene que haber un planteamiento metodológico distinto”, señala, pues así se podría fortalecer la identidad cultural.

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Francisco José Ruiz Cervantes, del Instituto de Investigaciones en Humanidades de la UABJO, no echa en saco roto la reforma educativa de los años 90, que contempla la historia y geografía del estado. Al contrario, vislumbra una oportunidad.
—Ahora, depende sí de la sociedad, de los profesores, de las instituciones educativas que fomenten este conocimiento.

En este inicio de gobierno se habla de la reforma en la nueva escuela mexicana y se supone que uno de los temas sería revisar el conocimiento histórico, volver a sistematizar el estudio de la historia, sea de México o de Oaxaca. Lo que sí hace falta es mucho trabajo, mucha investigación, plantear preguntas.