Ricardo Arias: “el agua tiene una complejidad enorme”
El artista sonoro y músico experimental ha llevado este elemento como una constante en su obra, al ser al mismo tiempo complejo y cotidiano
Ricardo Arias (Colombia) se considera “de la vieja escuela”, por eso vive y sigue maravillado porque en la actualidad se pueda grabar tan bien el sonido con tan poquito, como un celular. Antes no era así, requería mucho más equipo, como cuando se grababa en cintas magnéticas o empleando baterías de plomo, recuerda.
La cinta, al ser un aparato electromecánico, hacía que Arias, un artista sonoro y músico experimental estuviera atento y consciente de muchos aspectos para poder grabar bien, pues esta tenía un sonido propio. “Ahora, simplemente pones REC y sale una buena grabación”. Este profesor de la Universidad de los Andes, en Bogotá, se dice fascinado al poder grabar una gotita de agua con totalidad fidelidad, y en la casa, “y a partir de ahí crear como un mundo”.
Las fascinaciones de Arias no son solo con el sonido, sino con la misma agua, que ha estado presente en sus piezas sonoras. Este elemento genera un sonido muy complejo, “y es interesante porque es los más anodino, los más habitual”. Sin embargo, “no estamos tan interesados, pero al mismo tiempo tiene una complejidad enorme, que uno no la nota porque está tan acostumbrado”.
Su primera grabación la hizo hace muchos años, en 1986, con una grabadora de carrete prestado que él y sus compañeros pusieron en un flotador para meterse en el mar Mediterráneo, en la isla de Mallorca.
Desde entonces, el agua ha estado presente en su trabajo, uno que ha compartido a través de piezas como Esto no es un río, en la que emplea grabaciones caseras de agua, como una especie de torrente enorme, pero con el líquido que se usa en la casa. Otra de sus piezas es Aguas domésticas, con sonidos del agua en los ámbitos del hogar.
Para Arias, el agua tiene muchas connotaciones alrededor del mundo, así como afinidades entre culturas, por cuestiones ideológicas en torno a este elemento.
“Al principio, en el 86, yo quería sonidos muy complejos y muy efímeros, y que no hubiera repetición. Eso es el agua, un generador aleatorio. Siempre es igual, pero nunca es lo mismo, aunque da la sensación de permanencia”.
