Los años azules, entre los estrenos del 2019
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

Los años azules, entre los estrenos del 2019

La cinta de la directora Sofía Gómez Córdova y producida por la oaxaqueña Luna Marán llega a salas comerciales


La película Los años azules, de la realizadora Sofía Gómez Córdova, es uno de los estrenos mexicanos de este año. La ópera prima de la oriunda de Aguascalientes se abre espacio entre producciones como la nueva versión de La boda de mi mejor amigo, La niñas bien y Cómprame un revólver. Será el próximo 18 de enero cuando la reconocida en 2017 con el Premio Mezcal a la Mejor Dirección, el Premio International Critics Prize y el Premio como Mejor Largometraje Jalisciense llegue a las salas comerciales.

Con este logro, la película cuya producción estuvo a cargo de la oaxaqueña Luna Marán cierra un ciclo que inició con su estreno en la edición 32 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), en marzo de 2017, y en que también estuvo nominada a un premio Ariel.

Hasta ahora, la historia en la que un gato huraño, Schrödinger, y una casona se convierten en testigos de los dramas de cinco jóvenes, había transcurrido en festivales. Fue en este circuito donde cosechó reconocimientos como el de mejor actriz para Paloma Domínguez (en el FICG), quien en el papel de Diana presenta una de las historias de la juventud, en medio de incertidumbres y grandes expectativas.

Como esa joven que es retratada como alguien que siempre empieza algo, pero nunca lo termina, se recrean las vidas de Angélica y Silvia. Lo mismo que de Jaime, un joven de 30 años que se siente de 22 y es caracterizado por la desidia.

La historia de estos cinco personajes se observa en un barrio de Guadalajara, en la misma casa que habitó la directora del largometraje y egresada de Artes Visuales, de la universidad estatal de aquella entidad.

Como Los años azules, otras películas mexicanas que llegan a las salas de cine en este año son: Rita, el documental, En las buenas y en las malas y No sucumbió a la eternidad. Sin embargo, en medio de tales producciones y nuevas versiones de filmes como La boda de mi mejor amigo, la cinta de Gómez Córdova se inscribe en un sector de películas para las que es complicado hacerse espacio en los complejos de exhibición, que a decir del cineasta Rigoberto Perezcano y la gestora cultural Isabel Rojas es uno de los mayores obstáculos para el cine mexicano.

Asimismo, la película se caracteriza por realizarse con apoyos de diversa índole y que ya en marzo de 2017 su productora, Luna Marán (también debutante en este aspecto), señalaba como un trabajo colectivo, con aportaciones en especie e inversión propia, tanto del equipo como de la universidad que acogió el proyecto.

La misma Universidad de Guadalajara (UdeG) informaba hace unos meses que la película contó con “un presupuesto total de seis millones de pesos, cuatro de los cuales fueron aportados en especie, trabajo o equipo de filmación que facilitó la UdeG” y que más tarde es que se obtuvieron los apoyos gubernamentales, mediante la Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco.

Sobre esa situación, Sofía Gómez refería que depender de la participación estatal para proyectos como el suyo “limita la producción”, pues el gobierno “no puede dar recursos infinitos para todo lo que queremos hacer”.

A eso se suma lo planteado por realizadores como Rigoberto Perezcano y Ernesto Contreras, quienes identifican la exhibición como uno de los retos a superar en un país donde los mayores estrenos provienen de Estados Unidos.