Juan Carlos Reyes García es un fotógrafo oaxaqueño que se ha dedicado al fotoperiodismo, pero también a la fotografía documental. En los últimos 10 años ha radicado en la Ciudad de México, donde ahora expone “Revelar el tiempo. Del dolor a la celebración”, una exposición en la que reúne parte del trabajo realizado en los últimos años como beneficiario del Sistema Nacional de Creadores, pero también de sus orígenes en el periodismo, todo unido por la fe, la esperanza y la espiritualidad.
Desde el 21 de mayo y hasta el 29 de junio, el autor comparte cerca de 40 fotografías sobre las tradiciones y celebraciones en el país, varias de ellas relacionadas con Oaxaca, su estado natal. Por ejemplo, la Comparsa, el carnaval de San Martín Tilcajete, así como fotografías del luto en Tehuantepec, entre otras imágenes de concheros, la procesión en Atlixco y La Villa.
En entrevista con El Imparcial, Juan Carlos Reyes cuenta que la exposición se basa en un trabajo de documentación sobre la resignificación de la identidad en algunas comunidades a través de la festividad y cómo estás han cobrado un sentido quizá no opuesto a lo original, pero sí se han modificado por factores como la migración o la apropiación cultural.
La cultura, dice el autor es viva, cambiante y en movimiento, lo que también ha generado cuestionamientos de otros fotógrafos sobre lo que es original o no.
“Pero a mí me parece que es importante el testimoniar esta decisión y autonomía de las comunidades de poder modificar sus costumbres si así lo quieren, ellos saben por qué lo hacen, y uno no hace más que documentar cómo han ido transformándose”.

Además de documentar las tradiciones y sus cambios, Reyes también ve en esta exposición y todo su trabajo una manera de cuestionarse como fotógrafo.
En esta exposición, Juan Carlos reunió más de 30 fotografías de diversas festividades en todo el país. Como parte de este ejercicio, también se propuso crear una nueva obra con imágenes que capturó diariamente por casi tres semanas en la Ciudad de México.
Aunque su trabajo se ha enfocado en los últimos años en lo documental, el interés por las festividades surgió en su etapa como fotoperiodista. También se relaciona con la re significación de la identidad y el mirar sus raíces. Por ejemplo, de la cobertura de muchas celebraciones en Oaxaca, como la Semana Santa en el Istmo, las Muerteadas, que son otra forma de celebrar el Día de Muertos, los carnavales de San Martín Tilcajete, etcétera.
“Establecí un hilo conductor que tenía que ver con todas estas celebraciones, con la posibilidad de las personas de asirse a algo que les permitiera salir adelante. Entonces esta fe, estas creencias y espiritualidad, la condición de esperanza, es la que mueve la exposición. Se hizo un recorrido de la fe de la esperanza, pero particularmente del dolor que mueve a esta fe y esperanza. Si bien es cierto que hay creencias, muchas de ellas están determinadas a partir de una necesidad, de la ilusión de que algo cambie: enfermedades, falta de trabajo… Es muy recurrente que se acuda a una creencia cuando suceden este tipo de cosas”.