Ilse Giselle P.E., de 32 años, fue perseguida, vigilada y asesinada brutalmente en su propia casa. A casi tres años del crimen, sus asesinos han sido condenados a 132 años de prisión. En un caso que revela no solo un feminicidio con claros signos de tortura, sino también una operación criminal detrás del asesinato.
LOS HECHOS
Los hechos ocurrieron el 1 de julio de 2021, cuando la víctima se encontraba en su domicilio, ubicado en el fraccionamiento Casas Geo de Tuxtepec. Según la causa penal, José R.H. y Alberto C.M.. Quienes formaban parte de una banda delictiva que operaba en la Cuenca del Papaloapan, ingresaron al domicilio y la atacaron con un objeto punzocortante, causándole heridas mortales.
El cuerpo de Ilse fue hallado horas después en el boulevard Sostenes Bravo, a escasos metros de la escuela preparatoria “Moisés Sáenz”. Las condiciones en que fue encontrado el cadáver estremecieron a la comunidad: tenía la blusa desgarrada, señales visibles de tortura y al menos tres puñaladas en diferentes partes del cuerpo.
ALEVOSÍA Y VENTAJA
Las investigaciones revelaron que los agresores actuaron siguiendo instrucciones específicas para privarla de la libertad y asesinarla, luego de vigilarla durante días. Se descubrió además que Ilse enfrentaba un conflicto legal por la custodia de su hijo, y que recientemente había logrado recuperarlo legalmente. Lo que abre la posibilidad de que el crimen tuviera también un trasfondo vinculado a esa disputa.
La detención de los responsables ocurrió en el momento en que intentaban deshacerse del cuerpo. La captura fue posible gracias a un operativo de inteligencia y seguimiento.
LA SENTENCIA
El proceso judicial concluyó con una sentencia firme: 66 años y ocho meses de prisión para cada uno, más el pago de una multa y de la reparación del daño a favor de los familiares de Ilse, reconocidos como víctimas indirectas.
Este caso marca un precedente importante en la región de la Cuenca del Papaloapan. Donde los crímenes contra mujeres han aumentado y donde la presencia del crimen organizado se cruza peligrosamente con la violencia de género.
En resumen, aunque la sentencia no devuelve la vida a Ilse, su familia y colectivos feministas han señalado que el fallo representa un pequeño avance en la lucha contra la impunidad, y una muestra de que la justicia sí puede alcanzarse cuando se investiga con enfoque de género y determinación judicial.