Fue velada durante toda la madrugada de hoy jueves, su féretro está rodeado de cientos de flores, de coronas, de compañeros, de amigos solidarios. El cuerpo de la activista fue entregado a sus familiares y colocado en un ataúd de madera clara, limpia y es acompañado en la capilla ardiente de una funeraria de la calle Independencia.
Al frente colocaron una fotografía de Sandra Estéfana Domínguez Martínez sonriente, resplandeciente adornada por un hermoso ramo en un cucurucho de papel; al fondo, el ataúd donde descansa luego de más de seis meses de incesante búsqueda. Su madre, doña Aracely Martínez, llora y recibe el pésame de conocidos, pero también de personas solidarias. Estuvo en vela, con el cuerpo de su hija al frente, no como ella hubiera querido, pero “ya está en casa”.
Hoy, a la familia de nada les sirve el “minuto de silencio” guardado en el Congreso en su memoria. Coinciden en la funeraria que lo menos que se puede esperar es hacer justicia. Es la tragedia de los desaparecidos en México que ha alcanzado a Oaxaca; la impunidad, la complicidad.
“Con el anuncio de la muerte de Sandra entre las mujeres de lenguas ayuuk, mixteco, zapoteco o de alguna hablantes indígenas se generó un sentimiento de orfandad, de abandono”, se escucha decir a un grupo de mujeres que leen un escrito en la funeraria; “fue el estado”, señalan en su acusación y dan cuenta de las denuncias que Sandra había presentado contra burócratas, funcionarios o personajes “a quien mareó el poder”.
Sobre el rostro moreno de sus hermanas, Kenia y Kisha, ruedan lágrimas, ellas han estado al frente de campamentos, plantones o conferencias de prensa para demandar la presencia con vida de Sandra Estéfana. Acudieron a diversas instancias y su labor ha sido incansable en su búsqueda.
Al interior de ese espacio sobrio, las mujeres, las familiares son consoladas por abrazos fraternos. A las 11:30 horas se rindió un homenaje de cuerpo presente a la activista asesinada, cuyo cuerpo fue encontrado en Santiago Sochiapan, Veracruz, luego de desaparecer presuntamente en María Lombardo, donde fue vista por última vez al lado de su esposo.
Kisha toma la palabra. De pie, con micrófono en mano y relata que a la activista y a un grupo de compañeros habían sido amenazados desde la universidad por parte de grupos, los hechos, las presiones a los estudiantes fueron denunciados por Sandra y sus compañeros. “A ella le gustaba tomarse fotos, tener la mejor foto”, señala la mujer que habla ya con el rostro tranquilo.
Al fondo, al lado derecho del salón una pantalla de televisión va difuminando fotos de la activista. A las 14:00 horas se llevará a cabo una ceremonia religiosa en la misma funeraria y, alrededor de las 15:00 horas saldrá el cortejo fúnebre, en caravana motorizada, hacia la comunidad de San Pedro Ixtlahuaca, al sur poniente de la zona metropolitana.
Sandra Estéfana Domínguez Martínez será sepultada alrededor de las 16:30 horas en el panteón municipal de San Pedro Ixtlahuaca.