Lo que inició como un acto de valentía terminó en tragedia. El pasado miércoles por la tarde, el esqueleto de Alejandro Cortés, un joven turista de 20 años originario de Saginaw, Michigan, fue recuperado en las costas de Playa Chac Mool, en la Zona Hotelera de Cancún, tras haber sido devorado por tiburones luego de desaparecer en el mar cinco días antes.
Alejandro, quien se encontraba de vacaciones por el periodo de Pascua, ingresó al océano el pasado 20 de abril para rescatar a una amiga que luchaba contra el fuerte oleaje. A pesar de lograr salvarla, él no pudo salir del agua con vida. Su desaparición fue reportada de inmediato, pero las labores de búsqueda fueron limitadas y tardías, según denunciaron usuarios en redes sociales.
TURISTAS, NO AUTORIDADES, ENCONTRARON EL CUERPO
Fue alrededor de las 17:00 horas cuando turistas que paseaban por la playa dieron aviso a los servicios de emergencia tras divisar restos humanos flotando en la orilla. La escena provocó una fuerte movilización en la zona, principalmente por la crudeza del hallazgo.
“El cuerpo estaba en los huesos, pero el rostro quedó casi intacto”, comentó una testigo que presenció el aterrador momento.
Elementos de la Guardia Nacional y la Policía Turística acudieron al lugar, donde procedieron a acordonar la zona. Más tarde, peritos de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo realizaron el levantamiento del cuerpo. Luego, fue trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo) para la necropsia correspondiente.
¿FALLARON LOS PROTOCOLOS DE RESCATE?
Este caso ha generado indignación tanto en México como en Estados Unidos, ya que familiares y ciudadanos denuncian la inacción y lentitud de las autoridades mexicanas en la búsqueda de Alejandro. Muchos se preguntan si se hizo lo suficiente para rescatarlo a tiempo o recuperar su cuerpo en los días posteriores a su desaparición.
“Él dio su vida por salvar a alguien más. Al menos merecía que lo buscaran con todo lo que tuvieran”, escribió un amigo del joven en redes sociales.
Las imágenes del rescate y el estado en que fue hallado el cuerpo circularon ampliamente en internet. Donde se aprecia que fue parcialmente devorado por fauna marina, presuntamente tiburones, aunque esto aún debe ser confirmado por los análisis forenses.
PLAYA SIN ADVERTENCIAS VISIBLES, PESE A CONDICIONES PELIGROSAS
Playa Chac Mool, una de las más visitadas por turistas, no contaba con suficientes señalizaciones visibles sobre el riesgo del oleaje o la presencia de fauna marina peligrosa. La ausencia de vigilancia y protocolos de advertencia también ha sido duramente criticada.
“Es un paraíso para los turistas, pero no hay ni banderas rojas, ni salvavidas, ni personal de rescate visible”, denunció un bañista habitual del lugar.
UNA MUERTE QUE EXIGE JUSTICIA Y PREVENCIÓN
La historia de Alejandro no solo es una tragedia personal y familiar, sino también una llamada de atención para las autoridades de todos los niveles. La falta de protocolos de rescate, la nula prevención en zonas turísticas de alto riesgo y la respuesta tardía frente a emergencias dejan al descubierto una preocupante negligencia institucional.
Finalmente, Alejandro Cortés murió como un héroe. Salvó una vida, y entregó la suya en el intento. Pero su muerte no puede quedar solo como una anécdota de valentía. Debe convertirse en un punto de inflexión para garantizar que ninguna otra vida se pierda por desidia o falta de preparación.