El caso de la “abuela sicaria” o la “abuela vengadora” sigue generando información, y en la primera audiencia en el Centro de Readaptación Social de Chalco, la jueza encargada del caso determinó imponer prisión preventiva justificada para la abuela y sus hijos.
Carlota N. de 74 años es acusada de matar a dos hombres y herir a otro. Junto a sus familiares enfrentan cargos por homicidio calificado y homicidio en grado de tentativa, respectivamente.
El caso de Carlota ha captado la atención pública debido a la violencia del incidente, ocurrido el 1 de abril en Chalco, cuando la mujer, acompañada de sus hijos, se presentó en una casa que ella aseguraba ser de su propiedad. En el lugar, se desató un enfrentamiento con varias personas que, según su versión, estaban invadiendo su vivienda. En un video viralizado en redes sociales, se observa a Carlota disparando contra dos hombres, lo que desató una ola de reacciones y opiniones divididas entre los internautas: ¿es una abuela sicaria o una abuela vengadora?
La defensa de Carlota podría lograr un cambio en la medida cautelar, ya que, de demostrar su arraigo en el lugar, la mujer podría beneficiarse de la prisión domiciliaria, de acuerdo con el artículo 166 del Código Nacional de Procedimientos Penales. Este artículo establece que, en casos excepcionales, como el de personas mayores de 70 años con enfermedades graves (en el caso de Carlota, diabetes que requiere insulina diaria), la prisión preventiva podría cumplirse en su domicilio o en un centro médico.
La situación jurídica de la mujer continúa siendo compleja, ya que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México confirmó que se interpuso una denuncia por despojo e invasión de propiedad contra la familia de Carlota. A pesar de ello, la propiedad fue devuelta a la señora, quien ahora enfrenta una acusación grave por los hechos ocurridos en su hogar.
La próxima audiencia de Carlota N. está programada para el 9 de abril a las 09:00 horas, momento en el que se decidirá si se mantiene la prisión preventiva o se concede el arraigo domiciliario. La historia de esta abuela sigue generando debate en la sociedad, y muchos se preguntan si realmente actuó en defensa propia o si el crimen fue un acto de venganza.
Este caso resalta la complejidad de los conflictos legales y familiares, y cómo, a veces, los límites entre la justicia y la venganza se vuelven difusos.