Nada se ha escrito al respecto, pero tras el estado crítico en su salud que ha mostrado el argentino Jorge Mario Bergoglio se han revivido una serie de protocolos no escritos en torno a los cuidados y procedimientos alrededor del fallecimiento del pontífice.
Uno de esos protocolos históricos no escrito, más que una norma oficial, se refiere a que los papas han fallecido en el Vaticano o en su residencia oficial, y esto se ha convertido en una costumbre arraigada.
El papa Juan Pablo II, tan querido por los mexicanos y que estuvo en dos ocasiones en Oaxaca, falleció el 2 de abril de 2005 a las 9:37 p.m. (hora de Roma) en la víspera del Domingo de la Misericordia, una fiesta establecida durante su pontificado. Sufrió un “choque séptico con colapso cardiocirculatorio debido a una infección, ya detectada, de vías urinarias”. Su muerte sucedió en El Vaticano como resultado de complicaciones por la enfermedad de Parkinson.
Ayer por la noche, en El Vaticano inició el rezo de una serie de rosarios por su salud. Algunos análisis de sangre muestran una insuficiencia renal inicial, leve, que está bajo control. Así fue revelado por un comunicado oficial del Vaticano.
Según diversos reportes de medios nacionales y extranjeros como The New York Times, Le Figaro o La Stampa el Papa debe pasar sus últimos momentos de vida en el Vaticano. Así ocurrió con el Papa Juan Pablo II, quien fue trasladado del Hospital Agostino Gemelli de Roma, Italia hasta su residencia en la Santa Sede antes de su fallecimiento. Por lo tanto, si la salud de Jorge Mario Bergoglio, nombre real del Papa Francisco, se deteriora, se llevaría a cabo este protocolo.
Los protocolos tras fallecimiento del Pontifice
Período de luto: Si un Papa muere, la Iglesia entra en un período de luto oficial que dura nueve días, conocido como Novemdiales. Durante este tiempo, se realizan misas y homenajes en honor al Papa fallecido.
Inicio del cónclave: Después del período de luto, se convoca al cónclave, un proceso en el que los cardenales de la Iglesia se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir a un nuevo pontífice. Este proceso puede durar varios días hasta que se alcance el consenso necesario. La elección se anuncia al mundo con la tradicional fumata blanca, señal de que la Iglesia tiene un nuevo líder.
En una entrevista el Papa Francisco confesó que había simplificado el rito funerario papal: “Lo hemos simplificado bastante. Había que hacerlo, ¡seré el primero en demostrarlo!”.
De acuerdo a sus palabras, su funeral no será como los anteriores, donde el cuerpo del pontífice se exponía durante días en la basílica de San Pedro. Francisco prefiere algo más sencillo.
También, ha solicitado ser enterrado en un solo ataúd de madera con zinc, eliminando la costumbre de usar tres: uno de ciprés, otro de plomo y un tercero de roble