Industria en crisis
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Editorial

Industria en crisis

 


La antes pujante industria de la construcción, está hoy en día quebrada en Oaxaca. Aquella fuente de empleo para albañiles, peones, negocios de venta de materiales industrializados, de productos pétreos, etc., que ocupaba a una cantidad considerable de trabajadores, sobrevive de milagro. El asunto es simple: no hay obra. Una política mal entendida y encaminada sólo a combatir la corrupción, dejó a los constructores como simple espectadores de los programas gubernamentales para la construcción de caminos rurales, carreteras, escuelas y otros. Y sólo nos referimos al gobierno federal, en tanto que, en el estatal, simplemente no hay obras dignas de mencionarse, salvo las minucias cotidianas.
Lo hemos dicho en este espacio editorial: en la actual administración no hay obras relevantes. No hay que olvidar que estamos ya en el cuarto año de gestión de Alejandro Murat. Se habla de la construcción del nuevo hospital civil; del Libramiento Sur; de las súper carreteras a la Costa y al Istmo, que todo mundo sabe, han sido, a la fecha, sólo sueños guajiros. La construcción pues está en crisis, justamente porque no ha sido reactivada con la obra pública. Es importante subrayar que los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal, son los principales empleadores y quienes licitan la obra a que hacemos referencia. Si no hay recursos públicos, difícilmente la industria de la construcción puede salir adelante. Ha trascendido que algunos empresarios han decidido buscar nuevos aires.
Hace al menos dos meses, cuando trascendió la autorización, por parte del Congreso del Estado, al gobernador Murat Hinojosa, para contratar un préstamo por 3 mil 500 millones de pesos, circuló la información de la construcción de una plaza, centro habitacional o algo parecido, en el terreno en donde actualmente se ubica la Zona Militar, en jurisdicción de Santa María Ixcotel. Se desconocen los alcances y límites de dicho proyecto y si es que existe. Lo cierto es que el cambio de los militares a otro espacio parece ir para largo. Además, es sabido que muchas de las obras que antes eran civiles, les han sido concedidas hoy en día a las Fuerzas Armadas. Ello ha contribuido a la quiebra dramática de la industria civil de la construcción. Y su recuperación, sin exageraciones ni dramatismo, no se atisba en el horizonte.

Acotar obstáculos

Mucho hemos insistido en que el turismo es si acaso, una de las únicas industrias de las que podemos sentirnos orgullosos. Pero también una de las más golpeadas por abusos, atropellos y los desafíos a la gobernabilidad. Las acciones de grupos y organizaciones; comuneros o colonos, se dan con toda mala fe, principalmente en períodos vacacionales. La idea es en sí misma perversa. Golpear la economía de quienes viven de la llamada industria sin chimeneas, que aquí en Oaxaca son muchos. Uno de esos segmentos dados a dichas conductas son los colonos de esos asentamientos irregulares convertidas en colonias populares, que se ubican en el cruce carretero de las vías Oaxaca-Puerto –Ángel y Oaxaca-Puerto Escondido, justamente en el lugar conocido como la “Y”. Los móviles para cerrar el cruce carretero son, a menudo, los enfrentamientos entre taxistas o moto-taxistas. En el fondo de todo son los negocios ilícitos que se cocinan en dicha zona.
La Secretaría General de Gobierno, responsable de la conducción de la política interna del estado, debe estar alerta para disponer acciones que traten en la medida de lo posible, inhibir o acotar a grupos que pretendan dañar o causar contratiempos al turismo que llega en la temporada decembrina. Que asuntos domésticos como han sido los problemas entre Santiago Yaitepec y Santa Catarina Juquila o el diferendo entre la agencia municipal de El Rincón con el municipio de San Ana Tlapacoya, de los que ya hemos hablado, no se conviertan en un infierno para los visitantes, que vienen a dejar su derrama económica al estado, así sea modesta. Sorprende que no exista coordinación con las corporaciones policiales, a fin de garantizar la estancia tranquila y en orden de los visitantes.
En las carreteras de la entidad, ya es común que en los topes que existen en las poblaciones, de momento haya gente con cuerdas, prácticamente atajando a los automovilistas o autobuses y pidiendo la moneda para tal o cual cosa, mejora de la escuela, o de la iglesia, etc., que en el fondo no son más que acciones de vivales para sacar dinero. Eso también es una molestia para el turismo y debe acotarse a cualquier precio. Que los conflictos internos, domésticos en comunidades se resuelvan sin ocasionar molestias a los demás. Esa cultura del chantaje ha generado molestias y sigue como un permanente dolor de cabeza para el gobierno y la sociedad civil local. Que no se siga afectando al turismo que nos visita.