Bloqueos: Chantaje creciente
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Editorial

Bloqueos: Chantaje creciente

 


Los oaxaqueños no estamos ciegos ni estamos afectados de nuestras facultades mentales para creer el argumento de que la protesta social y los bloqueos se han reducido. Es evidente que se nos ha querido tomar el pelo. Dichos métodos absurdos y torpes que tanto daño le han ocasionado a Oaxaca y a los cerca de 4 millones de oaxaqueños, se han incrementado. Hay quienes los estiman en más de mil; otros cálculos más conservadores los cuantifican en cerca de 800. Lo cierto es que desde hace un año en que inició el gobierno de Alejandro Murat, la protesta social se ha exacerbado. Existen varios factores que inciden en ello. Por un lado, la mendicidad de maestros y organizaciones sociales, que se acostumbraron a recibir dinero a manos llenas del anterior régimen; la voracidad de centenas de organizaciones sociales que viven materialmente del chantaje y líderes corruptos y demagogos, que al no ver la recuperación de la situación financiera del estado, se han volcado en marchas, bloqueos, plantones y todo ese lastre de posturas de presión. Como telón de fondo, la soterrada postura del gobierno estatal de las mesas de diálogo y el miedo para aplicar la ley y mantener el Estado de Derecho.

Ningún funcionario puede decir que se han reducido o que ello es muestra de un “Oaxaca vivo”, como decía Gabino Cué. Simplemente la semana pasada, quienes vivimos en la capital, estuvimos acorralados por los bloqueos que montaron trabajadores del Sindicato de Salud, ubicados en el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”. Desde el martes 28 al jueves 30, las calles aledañas y la “Fuente de las Ocho Regiones”, una de las principales vías de tráfico del norte hacia el centro y sur de la capital oaxaqueña, estuvo cerrada con camiones del servicio urbano, por enfermeras y médicos, que para hacer más patética su protesta, no sólo negaron el servicio sanitario a miles de humildes oaxaqueños, sino que sacaron camas y demás equipo de dicho nosocomio para cerrar las avenidas y calles. Lo anterior es sólo un ejemplo de una situación que se repite una y otra vez sin que nadie responda para proteger los derechos civiles de la sociedad, que no tiene responsabilidad en las demandas de unos y en la cerrazón de otros. Desde diversos foros se ha hecho hincapié de que Oaxaca ya no puede más. Sindicatos, maestros, normalistas, transportistas y hasta delincuentes encubiertos han tomado los bloqueos como método para satisfacer sus intereses particulares.

¿Oaxaca sustentable?

Uno de los argumentos que se escuchan a menudo de aquellos servidores públicos involucrados con el tema del medio ambiente es el de hacer de Oaxaca una entidad sustentable, derivado de la protección al entorno. Tal parece que los funcionarios ni de fingido se han dado una vuelta para ver la devastación que existe en nuestros bosques, en la depredación que se lleva a cabo en la Sierra Norte y la Sierra Sur; porque tampoco parecen haber observado las filas de pesados camiones que bajan de los rumbos de San José del Pacífico o San Miguel Suchixtepec por las noches, cargados de madera en trozo, de muchos de los aserraderos que existen en la zona y que jamás realizan la obligada reforestación. La región de Los Chimalapas ha sido explotada a pasto desde hace al menos tres décadas. En los últimos años han llegado tala-montes provenientes del vecino estado de Chiapas a proveerse de maderas preciosas: cedro, caoba, huanacastle, etc., que explotan gracias a la complicidad de las mismas autoridades. Las especies que existen en esa zona selvática continúan siendo explotadas y vendidas, sin que nadie les imponga una sanción a quien económicamente vive de ello.

Ahora que la Comisión Nacional del Agua (Conagua), tuvo la loable iniciativa de desazolvar los afluentes que rodean a la capital oaxaqueña, principalmente el Río Atoyac y el Río Salado, cualquier vecino puede observar las descargas de aguas pestilentes que llegan a los que algún día fueron sitios de recreo y solaz de las familias oaxaqueñas. En efecto, se han intervenido en previsión de inundaciones en la próxima temporada de lluvias, pero ello no les quita ser veneros de contaminación, de malos olores y amenazas a la salud. ¿En dónde están pues las acciones de las que dio cuenta en su comparecencia el flamante titular de la Secretaría del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable (SEMAEDESO), José Luis Calvo Ziga, en torno al Oaxaca que cada día padece una mayor contaminación, polución en sus ríos, depredación de sus recursos naturales, además de saqueo? Es urgente un mayor compromiso de los funcionarios con el estado y la sociedad. No se trata sólo de hacer creer a los ciudadanos cosas que no existen; que son parte de un acartonado discurso y protagonismo político, que dista mucho de un trabajo hecho con conocimiento y convicción de servicio.