Día del Maestro
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Opinión

Editorial

Día del Maestro

 


Desde tiempos inmemoriales hoy se festeja el Día del Maestro. Es una fecha dedicada a aquellos apóstoles del conocimiento que a lo largo de su vida docente contribuyen con su sabiduría a acabar con el analfabetismo y la ignorancia. No faltarán en esta fecha, los homenajes, los reconocimientos, las arengas al quehacer magisterial. Festejos, celebraciones, discursos y demás. En el pasado era todo un acontecimiento, situación que ha tenido serias mutaciones en los últimos treinta y nueve años, cuando en el horizonte apareció la disidencia y la llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Como por arte de magia, aquel maestro que se había convertido en el líder moral y espiritual de las comunidades, devino un ente que abdicó total o parcialmente de su tarea frente al grupo, para ser un parlanchín callejero, que lo mismo pedía eliminar la política neoliberal que aumento de sueldo; lo mismo arremetía en contra de los organismos financieros internacionales que contra el imperialismo de los Estados Unidos. Y ahí, como se dice vulgarmente, “la burra torció el rabo”. Los festejos para el maestro derivaron en manifestaciones, marchas, bloqueos y plantones.

Aquel maestro que era visto con devoción, respeto y afecto, se transformó en un látigo social, permanentemente inconforme, contrario a todo y luchador por una y mil razones. El Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca fue su rehén favorito. Ahí montaban una plaza con carpas, lonas, mecates, etc., sin reparar en las afectaciones tanto al ciclo escolar como a la economía de la capital. El corolario de este chantaje fue en el 2006, cuando en pos de una fallida revolución se enfrascaron en una lucha contra el Estado, a la cabeza de un movimiento fracasado, manipulado, sólo un ajuste de cuentas entre las mafias de la política. Pero la huella dejada ha sido irreversible por el daño que ocasionó. La víctima real de dicho movimiento, cuyos dirigentes sólo encendieron la mecha y lo abandonaron, fue el pueblo oaxaqueño. Ni maestros ni supuestos luchadores sociales, menos dirigentes que encabezaron la asonada, que en el fondo fue sólo eso y no un movimiento social genuino. El Día del Maestro hoy en día, es de manifestaciones y marchas, de permanente inconformidad, ayer por salarios y mejores condiciones laborales, hoy en día por la cacareada Reforma Educativa. La misma bandera que vienen arrastrando desde 2013 a la fecha.

Blindaje vs delincuencia

La situación en la capital oaxaqueña, en lo que se refiere a seguridad, es de tan grave riesgo, que vecinos de fraccionamientos o zonas densamente pobladas han puesto no sólo lonas y avisos de advertencia a los delincuentes sino que en algunos casos han contratado personal de seguridad para resguardar sus domicilios. Ya nadie puede estar en paz en sus hogares. Cualquier vecino está en grave riesgo de perder su patrimonio o la vida. Desde los barrios tradicionales, las colonias populares hasta las zonas residenciales como la Colonia Reforma, La Cascada, San Felipe del Agua y otras más, la inseguridad permea sin distinción. Por ello, hace unos días nos preguntábamos: ¿qué exactamente pasa en la seguridad pública en Oaxaca, más allá de competencias o jurisdicciones? Es simple. Las dependencias o corporaciones han dejado de hacer su trabajo y se han dedicado a maquillar cifras, a montar operativos fantasmas para justificar gastos, pero en el fondo de todo, simular que trabajan para salvaguardar la vida de los oaxaqueños. No es fortuito que los responsables –como ya lo hemos dicho- omitan información relevante respecto a ejecuciones y homicidios dolosos y sólo destaquen en sus informes, cuestiones sobre ilícitos menos importantes.

En lo que se refiere estrictamente a la capital, es imposible que una corporación raquítica y sin los instrumentos necesarios, como es la Policía Municipal, pueda combatir a la delincuencia, si ni siquiera tienen los vehículos necesarios para hacer los rondines que ofrecieron hace unos días. La muestra de esta situación es patética: balaceras en el Centro de la ciudad o asesinatos en las calles aledañas al zócalo. El sábado pasado a través de las redes sociales, alertaron a las corporaciones policiales que en conocida tienda de autoservicio ubicada en la Calzada Madero, presuntos delincuentes intentaban llevarse un cajero automático, cuando apenas anochecía. Éste es el tamaño de la inseguridad que padecemos a diario los citadinos que, cuando hay que acudir a sucursales bancarias, hay que hacerlo con la certeza de que saldremos bien si tomamos las providencias de ir acompañados. Mujeres solas y ancianos son los rehenes favoritos para robarles dinero y pertenencias, mientras las autoridades que, se presume, tienen la obligación de salvaguardar la seguridad ciudadana, simplemente se encogen de hombros o duermen el sueño de los justos.