Falta de oficio
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Editorial

Falta de oficio

 


Algo que se ha observado en nuestra flamante LXIV Legislatura del Estado es que, salvo contadas excepciones, no existe oficio político. Hay tal abandono, apatía o ausencia de capacidad, que hay quienes opinan que el ámbito parlamentario en Oaxaca, cada día es peor. Desde la LXI hasta ésta, el quehacer legislativo se ha ido deteriorando, asumiendo nuestros y nuestras legisladoras con cinismo, que no sólo han sido un órgano oneroso sino además improductivo e incapaz de estar a la altura de las circunstancias actuales. Hay que recordar que la de Oaxaca ha sido en los últimos tres trienios, una de las legislaturas más onerosas a nivel nacional, pues su presupuesto mayor a los 600 millones, independientemente de los que fluye debajo de la mesa, es una contradicción a la pobreza en la que vive la entidad y más de la mitad de los oaxaqueños. Hoy en día el Congreso del Estado asemeja ser una serie de cotos de poder. Los consensos se han dado, cuando existe la sospecha de que el viejo vicio de “pago por evento” sigue prevaleciendo. La semana pasada trascendió que a cada uno (a) incluyendo los honestos y sin mácula del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), habrían recibido “una compensación” por el trabajo realizado. La pregunta es ¿cuál?

No es un secreto, puesto que ciertos medios lo publicaron en su momento, que la representación popular se autorizó a sí misma un incremento adicional al original. Sin embargo, jamás rinden cuentas los y las diputadas, investidos (as) como siempre, con una coraza de secrecía. Pueden designar a los comisionados del Instituto de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IAIP), pero ellos (as) no se someten a su escrutinio. En breve, la comisión respectiva, habrán de designar al nuevo presidente de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO). Hay ya una lista de aspirantes. Veremos si tienen la capacidad de discernir quién es la persona que pueda desempeñar dicho cargo sin tener fijaciones o compromisos políticos. De inclinarse por una idea contraria, no hay duda que resultará peor que quien ya concluye su gestión y durante ella, jamás realizó algo en verdad relevante, sólo balconearse y utilizar el cargo, más para su promoción personal que como plataforma de la defensa de las garantías individuales como. Ahí se habrá de demostrar que en ésta, como en las tres anteriores, ha faltado oficio.

Cumplir acuerdos

La semana pasada, como a tiempo lo informamos en las páginas de EL IMPARCIAL. El mejor diario de Oaxaca, se distendió el conflicto que durante al menos cuarenta días, mantuvo en suspenso la paz social en la región chatina. En efecto, el conflicto entre Santiago Yaitepec y Santa Catarina Juquila se prolongó no obstante un acuerdo de paz suscrito por las autoridades municipales y comunales, pero roto por terquedad de la asamblea comunitaria de la primera población. La tensión se recrudeció y volvió a tensar los ánimos, con otros elementos que hacían difícil una salida negociada. Por fortuna, los buenos oficios del Secretario General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud, en un momento complicado de la situación, fructificaron dando como resultado el levantamiento del bloqueo carretero que vecinos de Yaitepec mantenían, impidiendo el tránsito vehicular hacia Juquila; la liberación del Comisionado de la Policía Estatal, José Aniceto Sánchez Saldierna y el Jefe del Estado Mayor de dicha corporación, Víctor Hugo Galicia, que en días previos habían sido retenidos por vecinos de esta comunidad, entre otros compromisos asumidos por las partes en conflicto, pero también por parte del gobierno estatal, que deben ser cumplidos para evitar que de nueva cuenta la situación agraria se salga de control.

Y es que muchos de los problemas que aquejan al estado se dan por la falta de cumplimiento en los ofrecimientos que se hacen de manera oficial. Esa irresponsabilidad genera ingobernabilidad y manifestaciones a granel. Si se ofreció a Yaitepec o Juquila la realización de tales o cuales actividades y compromisos, es obligación de las dependencias gubernamentales responder a lo que el gobierno de Alejandro Murat ha ofrecido. La distensión del conflicto que nos ocupa será permanente en la medida en que cada quien cumpla con su parte. Estamos seguros de que en ambas comunidades hay deseo de vivir en paz y armonía; de dejar atrás agravios y rencillas. Para ello se requiere del cumplimiento cabal de los ofrecimientos que se han hecho de parte de las autoridades. No hay que dejar la puerta abierta para que continúen los diferendos y más tarde que temprano se conviertan en callejones sin salida. Nuestra reflexión va en el sentido de que si todos hacen su parte, las cosas caminarán mejor. Ya hay que dejar atrás ese mito, tan común en la actual administración, de que no hay dinero para nada.