Los medios ante AMLO
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Los medios ante AMLO

 


Como comunicadores no podemos sustraernos de la actitud que ante los medios adopta el presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Aún no toma las riendas del poder, pero ya muestra a la prensa su talante autoritario, intolerante. Aunque él mismo ha declarado: “no voy a ser un dictador…”, la disyuntiva sería creerle o no, y más cuando vemos su doble discurso: dice una cosa y hace otra.

Coincido con los comunicadores, que son muchos, que ven en la figura de AMLO a un “tirano en ciernes”. Sus artificios mediáticos generan odios. Vean la reacción de sus adeptos en la Redes. En el mismo tono intransigente, no aceptan la mínima crítica para su ícono. Reaccionan con virulencia.

Comparto con mis lectores algunas de sus más recientes peroratas contra los caricaturistas, reporteros y columnistas y toda gama de opinadores. Contra todos ha lanzado su monserga de que “si no está conmigo está contra mí”.

Más duro no pudo ser, por ejemplo, contra el famoso monero Alarcón. Dijo: “Ayer en una caricatura del Reforma, dibujaron a Vargas Llosa jovial y a mí chocheando. Me acordé que Clemente Orozco pintaba a Díaz (Porfirio) cómo gigante y a Madero como pigmeo, guardadas las proporciones. No descarto que al monero se le quite lo retrógrada y se vuelva liberal. Ojalá”.
Reaccionar de esta manera aviva enconos y es una cuestión que no enaltece al próximo gobernante.

Hay reacciones en pro y en contra. Por ejemplo, el editorialista Raúl Cortés afirma que “la reacción de López Obrador ante la portada de la revista Proceso, tiene tintes castristas y chavistas”. Se refiere a la publicación de la revista en cuya portada aparece la foto de López Obrador avejentado, con el título: AMLO Se aísla. El fantasma del fracaso. Eso fue suficiente para la reacción, más que virulenta, de la esposa del tabasqueño y sus adictos que armaron gran ruido en las Redes.

Su misma esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, provocó vía twiter, una especie de reyerta verbal con el director de Proceso, Rafael Rodríguez.

Molesta la señora por la portada de la citada revista, lanzó: “todavía no toman posesión y ya está solo y a punto del fracaso. El conservadurismo, de izquierda o de derecha, nubla el juicio y da pie a conjeturas fantasiosas. Los extremos pueden tocarse y abrazarse. Bienvenido a la pluralidad y el debate. Lo bueno es el desenmascaramiento”.
Ante esto, el director de la revista Proceso, revira: “O sea, Doña Beatriz, a López Obrador ni con el pétalo de una Rosa. La revista Proceso es fiel a su historia y a la herencia de Julio Scherer García a quién bien conoció usted: Libres ante el poder y ante quienes aspiran a ejercerlo. Ni de izquierda ni de derecha. Solo libres.

Vuelve a replicar la señora Müller: En efecto, conocí a don Julio y, por lo mismo, no creo que hubiese autorizado esa portada: él era un periodista consumado al que Carlos Fuentes llamó el Francisco Zarco del siglo 20. Viva la libertad de expresión que, no lo olviden, aplica de ida y vuelta. Saludos.

El director de la revista Proceso nuevamente responde vía tweet: “pues que entendió usted por el fantasma? No existe la posibilidad de que fracase? O es infalible? Es hombre de poder y como tal puede equivocarse. Por cierto, don Julio no ‘autorizaba´ portadas. Ya retirado en 1996 nos dejaba en la misma libertad que ejercíamos con él”.

Desatado
Insiste con el “ya chole con la crítica”. En sus recriminaciones contra la Prensa fifí llegó a victimizarse diciendo que “siempre he enfrentado a la Prensa oficial y oficiosa. Ahora ya no hay Prensa oficial ni oficiosa, los medios son libres, hay más pluralidad, profesionalismo, ya no hay boletines, ya no hay chayotes. Antes era diferente, ahora existen las benditas Redes Sociales porque antes solo había medios convencionales que criticaban y golpeaban hasta saciarse contra el que consideraban opositor”.

El salto del chapulín
Próximo a ser relevado, Arturo Peimbert, el polémico y aún consejero presidente de ese ente conocido como “Defensoría de los derechos humanos del pueblo de Oaxaca”, armó uno más de sus affaires.

En busca de notoriedad, Peimbert lanzó la voz de alerta de que cien migrantes que pasaban por territorio de Oaxaca “fueron secuestrados y sus vidas corren peligro”. Hasta se atrevió a una más de sus devaluadas recomendaciones.

No duró mucho su show. Unas horas después el padre Alejandro Solalinde, desde la Casa del Migrante en el Istmo de Tehuantepec, dijo que no hubo tales secuestros. Todo se derivó de una “vacilada” de Arturo Peimbert.

Me dicen algunos de los nuevos consejeros que lo que pretende este funcionario es distraer la atención para que los nuevos integrantes de la DDHPO no insistan en la rendición de cuentas a que está obligado. “Queremos saber dónde ha gastado el millonario presupuesto”, dicen.

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