Indignación ciudadana
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Opinión

Editorial

Indignación ciudadana

 


Entre la ciudadanía oaxaqueña hay una gran indignación. Se trata de la situación de indefensión en la que estamos frente a bandas de delincuentes comunes y grupos criminales. El 17 de octubre desapareció misteriosamente el médico oftalmólogo, Gerardo Demián Acevedo Cabrera, luego de recibir una llamada telefónica y salir apresuradamente de su consultorio. Y según pesquisas ministeriales se dirigió rumbo a la súper carretera Oaxaca-Cuacnopalan, en donde días después fue encontrada su camioneta. Los investigadores de la Fiscalía General del Estado encontraron que le había sustraída su tarjeta bancaria, la misma que había sido utilizada en una tienda de los rumbos de Nochixtlán. El misterio de su desaparición y el tiempo transcurrido hizo a muchos pensar en una situación crítica, cuestión que se hizo realidad en sábado 27 de octubre a las 10:15 de la mañana, cuando fue encontrado muerto en una barranca, debajo de un puente denominado “Los Otates”, en jurisdicción de Tepelmeme. La búsqueda iniciada mucho antes hizo presumir el destino trágico del médico, reconocido y de una familia de gran arraigo en la sociedad oaxaqueña. De inmediato, en las redes sociales –he ahí la importancia de su regulación ante el manejo indiscriminado- dieron cuenta de este hecho lamentable.

El pasado domingo se llevó a cabo una marcha del sector médico de Oaxaca, para exigir se haga justicia en este caso. El reclamo no es algo fortuito, habida cuenta de que el tema de la inseguridad que viene lacerando a los oaxaqueños es un rubro que ni los directamente involucrados, mucho menos el ejecutivo estatal, han dado una respuesta. El tema, sin duda alguna, llegará a los medios nacionales, así como ya es parte de las exigencias del sector médico del país. Está por demás decir que el mismo día en que fue encontrado muerto el doctor Acevedo, tres personas más: una en Tuxtepec, otra en Pinotepa Nacional y uno más en Pochutla, fueron ejecutadas, presuntamente por grupos criminales que han sentado sus reales en Oaxaca, ante la mirada complaciente o de complicidad de quienes tienen a su cargo la seguridad ciudadana. Desde diversas trincheras se le ha exigido al gobernador Alejandro Murat que tome cartas en el asunto, pero tal parece que quienes lo han hecho sólo predican en el desierto. El asesinato del doctor Acevedo ha tocado las fibras más sensibles de la sociedad oaxaqueña. Esperemos que no se convierta en una bola de nieve con resultados nada favorables para esta administración.

Caravana migrante: ¿Cuáles empleos?

Ni el gobierno de Enrique Peña Nieto ni la administración futura del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ignoran que Oaxaca y Chiapas son dos de las entidades más marginadas del país; que cuentan con altos estándares de desempleo, pobreza y nulo desarrollo; que en las dos existe una población indígena que vive marginada y a la expectativa de los programas sociales. Justamente por ello, se hace un tanto temeraria la propuesta del presidente Peña Nieto, del pasado viernes, en la que en un plan descabellado para detener la caravana de migrantes que se encamina hacia el norte del país, creó el programa “Estás en tu casa”, el cual otorgaría empleo temporal a hondureños y demás centroamericanos, además de atención médica y escuelas, siempre que se encuentren en Oaxaca o Chiapas y hayan solicitado su ingreso o refugio, con el apoyo del Instituto Nacional de Migración (INM). ¿Cómo ofrecer empleo en las entidades más pobres del país? Es evidente que la caravana citada se ha visto más desde el punto de vista humanitario que apegado a la realidad que implica la inmigración ilegal, la cual conlleva asimismo, otros riesgos: inseguridad, subempleo, economía informal, etc.

El mismo presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tampoco ha asumido una postura sensata. No se trata de una actitud de discriminación ni nada parecido, simplemente que en el país hay miles y miles de profesionistas que no tienen empleo. He ahí el por qué médicos son taxistas o ingenieros devienen albañiles u otro trabajo modesto y marginal. Engrosar las filas del desempleo en un intento de beneficiar a quienes vienen de fuera en busca de una vida mejor, no parece ser una política de Estado que conduzca a México a mejores estándares de vida. La inmigración debe verse desde la perspectiva de la realidad mexicana, pero sobre todo de la que viven entidades como las señaladas. Esta situación obligará al gobierno electo, que entra en funciones el primero de diciembre, a alentar las inversiones y crear nuevas fuentes de trabajo. No se puede ser tan temario e irresponsable de ofrecer y no dar nada. Hay que recordar que hasta la fecha la llamada Zona Económica Especial de Salina Cruz ha sido sólo un albur. Nada hay en concreto, precisamente, por la inseguridad que sigue lacerando al país y al estado, además de la recurrente desestabilización social, como lo hemos dicho en este mismo espacio.

 

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