Gobierno dando tumbos
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Editorial

Gobierno dando tumbos

 


A poco más de dos meses de que se cumplan dos años del actual gobierno, se sigue respirando en el ambiente una inédita recesión económica, la falta de circulante y pobreza galopante. Desde el inicio de este régimen y con los resabios del pasado gobierno, se ha dado una brutal falta de liquidez. Los negocios, desde los mayores a los pequeños no reflejan en sus ventas lo que en otros tiempos. Y no es precisamente por el fin de régimen federal ni algo parecido, sino porque la falta de obra pública ha impactado varios sectores. Mucho se habla de la generación de empleos, del crecimiento económico y otras. Al menos en Oaxaca lo único que podemos afirmar es que se vive una realidad inédita. Esta situación ha hecho agudizar la protesta social; el despliegue del chantaje hacia las autoridades. El mejor ejemplo es el Istmo de Tehuantepec, en donde a diario se observan los bloqueos carreteros. Hoy por los comuneros de tal o cual población, mañana por los productores de sorgo o maíz, etc. Al día siguiente un grupo de padres de familia exige la reconstrucción de la escuela de la comunidad, pasado mañana serán los camioneros que piden les paguen los servicios prestados en determinada obra. En el fondo de todo subyace la falta de recursos económicos.

Sin embargo, por lo que ha trascendido en algunos medios, también en ciertas dependencias y entidades la incapacidad de los titulares ha hecho que los recursos disponibles para determinado programa o proyecto, no se hayan aplicado en tiempo y forma. Es decir, el abominable subejercicio. El gobierno de Alejandro Murat se encamina apenas a cumplir su segundo año de gestión –como ya hemos dicho- pero en ese lapso no hay obras relevantes qué destacar. Lo que se ha exacerbado es la protesta social, la inseguridad, los conflictos agrarios, que no son precisamente hechos aislados. Existe en la actual administración una tendencia a desentenderse de la realidad social. He ahí el por qué no existen programas sociales destinados a combatir la pobreza, salvo pequeñas dosis de buenas intenciones y programas de corto plazo. Mucho hemos insistido en que a diferencia de regímenes anteriores, se observa una marcada falta de compromiso y convicción de servicio con los gobernados. Además de todo lo anterior, existe un dejo de soslayar los puntos más relevantes de la gobernabilidad. Por ello no han faltado las constantes protestas en las oficinas tanto estatales como federales.

Prevenir, tarea necesaria

Las pifias en la comunicación gubernamental siguen. Los responsables han olvidado algo importante: prevenir siempre resulta mucho menos oneroso que curar o atender emergencias. Insistimos en el tema. En las administraciones pasadas, ante la llegada de la temporada de lluvias se lanzaban campañas publicitarias para evitar siniestros. Por un lado, las medidas de prevención para inundaciones y el qué hacer en caso de emergencias producidas por tormentas o huracanes. Es decir, cómo salvar la vida y el patrimonio ante estas eventualidades. Además, las recomendaciones tanto en medios impresos, electrónicos o de casa en casa, respecto a las medidas que tiene que adoptar el ciudadano para evitar que las enfermedades de la temporada, propiciadas por moscos, lleguen a afectar la salud y la vida de la población. No es recurso público que se eche a la basura ni, mucho menos, que sea una inversión para favorecer a tales o cuales medios. No. Es inherente a la propia responsabilidad gubernamental de proteger la vida de los gobernados. Se publicitan temas superficiales o se hacen campañas de festejos y otros, pero se omite lo elemental. Cuestión de una visión torcida y torpe, pero sobre todo, de quienes no conocen Oaxaca ni sus problemas.

Los brotes de dengue están a la orden del día y, como ya es de todos sabido, han provocado muertes. El fin de semana pasado trascendió que había niños en el Hospital de la Niñez, afectados por el dengue hemorrágico. Todos sabemos, sin ser especialistas, que este mal es mortal de no atenderse a tiempo. Es más, hace días fueron trasladados pacientes de la zona de San Juan Cotzocón a Oaxaca, para ser atendidos por el mismo problema de salud. De hacerse la labor preventiva en tiempo y forma, tenemos la certeza de que el gobierno estatal no estaría desembolsando fuertes sumas para atender la emergencia. Por no invertir en temas de elemental importancia, la emergencia sanitaria nos ha alcanzado… y por supuesto, la crítica ciudadana que, por lo visto, sólo le resbala al actual régimen. Así como en el caso del dengue en el verano, vendrá el invierno con su carga de enfermedades respiratorias. Y seguiremos en lo mismo, pues vale más la pena atender los temas suntuarios y de frivolidad oficial que la prioritaria tarea de procurar salud y bienestar a la población. Insistimos: cuestión de enfoques o de una manera torpe y banal de ver las cosas en una entidad que, para muchos funcionarios y a dos años de estar en el cargo, no sólo les es desconocida, sino ajena.