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Editorial

Investigación a fondo

 


El martes 28 de agosto una nota difundida en las redes sociales generó una honda indignación entre los oaxaqueños: cerca de 300 tortugas golfinas habían muerto al quedar atrapadas en redes de pesca frente a las costas de Santa María Colotepec.

Fue un fenómeno inédito, pero sin duda debe haber ocurrido en ocasiones anteriores. En un principio se dijo que era parte de la irresponsabilidad de barcos atuneros que provienen de otras partes del país o del mundo a pescar dicha especie en nuestro mar territorial.

Sin embargo, la duda se fue despejando posteriormente. El asunto es que la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) autoriza a cooperativas locales o particulares, el uso de redes sin ton ni son, las cuales pueden extraviarse por el arrastre de corrientes marinas o mal tiempo. No obstante lo anterior y luego de descubrirse que los quelonios tenían al menos dos semanas de haber muerto, las autoridades ofrecieron llevar a cabo una investigación a fondo para deslindar responsabilidades.

Se trata de una tragedia ambiental, habida cuenta que desde hace ya algunos años la tortuga es una especie protegida, al igual que sus huevos. Pescadores ribereños y habitantes de comunidades pegadas al Océano Pacífico o la zona lagunar del Istmo de Tehuantepec, tienen en su dieta prácticamente, el consumo de huevos de tortuga. Pero cuando son sorprendidos por las autoridades civiles, militares o ambientales, son consignados sin más ante el juez. Una situación similar ocurre en toda la costa oaxaqueña. He ahí el porqué de la indignación: mientras las autoridades cuidan y protegen a la especie, una actitud negligente puede ocasionar más daño ambiental que aquel que podrían generar la pesca furtiva de tortuga. No hay palabras pues para detallar esta terrible mortandad de la citada especie, sin que haya responsables. Se sabe que algunas dependencias federales han definido polígonos de pesca, sin conocer a fondo la problemática de corrientes marinas, mucho menos, lasituación del mar en determinado lugar. La autorización de redes de enmalle o engalle, como le llaman, no debe ser de manera discrecional, sino previo análisis de su viabilidad. Ahí hay que buscar a los responsables de este doloroso desastre ecológico, que una vez más como antes de la prohibición, arrasa con especies que por Decreto están protegidas.

Inician festejos patrios

Como cada mes de septiembre, desde el día primero iniciaron los festejos por el llamado Mes de la Patria. Ante la arrolladora penetración de esquemas ajenos y extraños a nuestra idiosincrasia, existe preocupación de parte de la Federación, pues los niños y jóvenes de hoy prácticamente se han desarraigado de los íconos y símbolos nacionales. Por ejemplo, de no practicarse en las escuelas de educación básica el Himno Nacional Mexicano o el amor a los héroes nacionales, al Lábaro Patrio, el Escudo o los sentimientos que nos han dado identidad y que nos han sido inculcados desde la más tierna infancia, a la vuelta de un tiempo breve, éstos serán parte del anecdotario y del olvido.

Hace algunos años el gobierno de la República solía realizar recorridos por todo el país, mostrando los símbolos nacionales. Todo ello es hoy parte de la historia. La autopista de la información y las comunicaciones, como le han llamado algunos expertos, nos han materialmente arrollado. Un segundo basta para saber o conocer la realidad en el mundo. Y ello ha significado también un notable deterioro en la percepción de identidad nacional, que es lo que nos une y nos hace un Nación soberana e independiente, singular en el concierto de las naciones en el mundo actual.

Es muy lamentable que el magisterio oaxaqueño siga ajeno a esta situación y con sus viejas consignas, plantones, marchas, paros y bloqueos, haya olvidado que hay que sembrar en los niños y jóvenes que están bajo su responsabilidad, el sentimiento de pertenencia; el sentimiento de identidad mexicana. Este mes debe ser dedicado a los héroes nacionales que nos dieron Patria; aquellos que participaron en la Revolución de Independencia y fueron sacrificados, ante su persistencia en hacer de México un país soberano. No fue fácil ir contra los intereses de la Corona Española, que se resistió cuanto pudo a dejar que las tierras de ultramar, en su mayoría criollas, lucharan por su independencia. Los medios de comunicación sólo contribuimos con un grano de arena a la toma de conciencia cívica. La mayor responsabilidad está en las escuelas, en donde los maestros deben asumir una postura responsable en la enseñanza del Civismo y la Historia de México. No se trata de un artificio sino de una urgente necesidad, antes de que los valores que se promueven en el internet, puedan socavar la poca conciencia nacional que aún queda en nuestras generaciones emergentes.