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Editorial

Crear conciencia

 


La semana pasada la capital oaxaqueña y los Valles Centrales padecieron una tormenta atípica, que generó gravísimos problemas, particularmente inundaciones y daños a particulares. El Centro Histórico de la capital se convirtió en una especie de laguna. La calle Macedonio Alcalá, en donde funciona el llamado Andador Turístico era un río, dada la precipitación del agua que bajaba con fuerza. En fin, el escenario fue preocupante dada la cantidad de agua que cayó. De nueva cuenta se puso en el eje del problema el taponamiento de las alcantarillas y la falta de mantenimiento en la red de drenaje por parte de la dependencia responsable: Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SAPAO). Vecinos de la Colonia Reforma padecieron estos efectos, habida cuenta de que también ha faltado la limpieza de la red y de las atarjeas que reciben las descargas pluviales. A todo ello hay que agregar la inconciencia de la propia ciudadanía que sigue depositando su basura en las calles y alcantarillas, no sólo en los mercados sino en diversas partes de la ciudad. Es evidente que la falta de mantenimiento y la apatía ciudadana conforman un cóctel peligroso para esta temporada. Y los riesgos de inundaciones son evidentes.
¿Qué hacer? El gobierno estatal así como el de la ciudad están obligados a preservar la vida de los ciudadanos. Ello es parte de su compromiso legal. Por tanto, deben realizar campañas masivas para crear conciencia ciudadana en torno al manejo de los residuos sólidos, los cuales deben depositarse en los camiones recolectores. Hay pues que sancionar a quienes por la comodidad simplemente sacan su basura y la dejan en la calle. Se han dado casos en los cuales, los mismos vecinos denuncian este tipo de prácticas, las cuales se cometen sin recato alguno. Es más, hasta han videograbado a personas que dejan sus desechos domésticos en cualquier esquina y éstos lo hacen sin rubor alguno. Es necesario apostarle al bien común y no que unas cuantas personas pongan en riesgo la vida del resto de la comunidad. Y ello se habrá de lograr hasta en tanto se insista en evitar este tipo de prácticas. Adicionalmente, SAPAO debe cumplir con su labor: mantener en forma la red de agua potable y alcantarillado de la ciudad, con especial énfasis en los sitios de mayor precipitación. Es penoso que cada año, con la precisión de un reloj suizo, tengamos que padecer exactamente los mismos problemas.

Audiencias Públicas, ¿para qué?

Las audiencias públicas –dicen los informados- las puso de moda el ex gobernador Heladio Ramírez López, que ocupó la gubernatura de 1986 a 1992. Eran otros tiempos, en efecto. Los trayectos había que recorrerlos a pie y en montañas agrestes como las que conforman la orografía oaxaqueña. Pocos recorridos se hacían en medios terrestres o hasta que éstos resistieran. Al ex gobernador le dio buenos resultados y acercó el gobierno a la gente, sobre todo a la más necesitada. El ejemplo lo continuó Diódoro Carrasco. Hacía reuniones masivas con todo su gabinete legal o ampliado en diversas regiones del estado, en donde se recogían las demandas más apremiantes de la población. En los dos sexenios posteriores no hubo audiencias ni ejercicios similares. Fueron retomados por Gabino Cué Monteagudo (2010-2016), con menos impacto e interés que sus pioneros. No eran más que desplazamientos onerosos del equipo gubernamental, sin obtener los resultados que, se presume, deberían ser los que se buscaban. Se llevaron a cabo durante todo su mandato sin que la ciudadanía tuviera respuestas reales a sus demandas. Eran pues, simples baños de pueblo para aquellos que ni conocían Oaxaca ni les interesaban sus problemas. Así concluyó su lamentable sexenio, que a juicio de los oaxaqueños, ha sido uno de los peores de la historia política de la entidad.
No obstante el legado dejado por la anterior administración en ese sentido, el tema de las audiencias públicas fue retomado por el gobierno de Alejandro Murat. Es un hecho, sin embargo, que las peticiones o demandas que ahí se reciben, simplemente no son resueltas. No existen mecanismos, ni siquiera en las áreas correspondientes como la Secretaría de Desarrollo Social y Humano (SEDESOH) o el Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado (COPLADE), para responder con eficacia a la demanda popular. Dichas áreas parecen inexistentes o fantasmales. Las citadas audiencias, para las cuales funcionarios y demás servidores públicos se desplazan con la mayor comodidad, dejaron de ser vínculos serios entre gobierno y pueblo, para devenir sólo desfogue de vanidades. He ahí el título de este segmento editorial: Audiencias Públicas, ¿para qué? Nadie ignora que existe en la actual administración una evidente falta de compromiso con la realidad oaxaqueña. Y el pretexto es el de siempre: No hay recursos para operar.