Civilidad ante todo
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Editorial

Civilidad ante todo

 


Estamos ya en la etapa final de este proceso electoral de 2018. Los cierres de campaña se dieron el pasado miércoles. Todos los partidos y candidatos entraron en una nueva veda. Sin embargo, más allá de ideologías, de mutaciones de un partido o coalición a otros; de tránsfugas o traiciones, lo importante es que la jornada electoral en puerta se dé en un marco de civilidad y madurez política. Es cierto, dicen que en Oaxaca priva más la pasión que la razón en materia política, ello no obsta para atenuar las contradicciones y después de la jornada del domingo primero de julio, nuestro pueblo salga más fortalecido y no más enconado y dividido. Ya basta de tanto odio, de tanta disputa. No es fortuita nuestra insistencia en el tema educativo y el papel lamentable de los maestros en esta sociedad enconada y fracturada. Con sus mensajes, con sus consignas de odio y ancladas en viejos moldes del socialismo más acartonado y extinto, han contribuido no sólo al atraso de la entidad, sino a la confrontación estéril. He ahí su obstinación de torpedear la jornada electoral hace unas semanas. Por fortuna declinaron y se fueron a sus comunidades, con la amenaza de regresar.
No nos hemos detenido para hacer un llamado a los partidos y coaliciones y a los candidatos de toda laya, para que ponderen la civilidad y la madurez en sus campañas. Que los actores hagan un llamado a sus prosélitos y seguidores para acudir a emitir el voto sin mayores pretensiones que cumplir con un deber cívico y optando por la opción que para cada ciudadano es la mejor para el país y para nuestros hijos. Éstas serán, sin duda alguna, las elecciones más competitivas y vigiladas de la historia contemporánea. No habrá el menor resquicio para un fraude electoral. Empero, si bien es cierto que hasta hoy las encuestas han sido recurrentes y reiterativas, ello no implica que sean la última palabra. Lo vimos en las elecciones en los Estados Unidos de América. Las encuestas favorecieron siempre a la candidata demócrata. Por el republicano Donald Trump nadie dada un peso, no obstante fue el que ganó. Nada está escrito pues en un proceso que se anuncia democrático y participativo. Es cierto, la sociedad quiere un cambio, pero no a riesgo de la estabilidad política del país y el resquebrajamiento de la unidad nacional. Es el voto ciudadano, razonado y bien pensado, el que dará la pauta y nada más.

Diálogo oportuno o nada

Como mencionamos hace dos días, el lunes pasado fue para la ciudadanía de la capital un verdadero infierno. Hubo que tolerar los abusos, atropellos y atrocidades de comuneros de poblaciones de la Sierra Sur que, armados de palos, machetes y resorteras, agredieron a la población, secuestraron a funcionarios, mujeres hombres y niños al interior de oficinas de gobierno, además de intimidar a padres de familia y alumnos de escuelas de educación básica, en la Colonia Reforma. Ello sin contar con los destrozos que hicieron, completamente borrachos o drogados, en el Centro Histórico, cuando como viles orates destruyeron vehículos, dañaron cajeros automáticos, etc. Lo que el pueblo no es explica es que, por segunda ocasión dichos pobladores de Santo Domingo Teojomulco, Santa Cruz Zenzontepec, Santa María Zaniza y otros vienen a hacer sus estropicios, para que al día siguiente, como una burla a la ciudadanía, se les pongan sus mesas de diálogo y retornen a sus comunidades con una sonrisa de oreja a oreja. Es decir, que cometan dichas atrocidades sin que nadie, absolutamente nadie, les ponga un alto. Esta conducta se ha ido generalizando, de tal manera que se ha convertido en práctica común, a sabiendas los dirigentes, que hagan lo que hagan, jamás recibirán el peso de la ley o algún castigo.
¿Cuál fue la razón por la que luego de que empezaron a cerrar calles y tomar oficinas; de secuestrar vialidades y ciudadanos en general, no se les invitó a dialogar y así evitar el perjuicio del ciudadano que padece los latigazos sin tener vela en el entierro? Es un acertijo. Tal parece que lo que se quiere ver es una respuesta social o la descalificación en redes sociales, del gobierno de Alejandro Murat. Todo apunta a que es esa mala política de no actuar a tiempo y dejar que los conflictos se polaricen, lo que permea en el actual gobierno. Si alguien por curiosidad revisa los contenidos que se difunden en las redes sociales, la experiencia en contra de la actual administración es brutal. Se le acusa de incapacidad, indolencia, inexperiencia y mil cosas más. ¿Hay necesidad de ello? Hasta el más ingenuo sabe que Murat Hinojosa trata de gobernar con la mayor pulcritud y decencia. Pero no le ayudan. Cada quien de los funcionarios está en lo suyo, como si esto fuera un juego de vencidas, a ver quién saca más. No hay un espíritu de equipo, de lealtad al ejecutivo, de institucionalidad.