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El menos peor

 


 

Ver los gestos de “El Peje” AMLO durante el debate, sus tics nerviosos que se multiplicaban en su rostro ante los señalamientos de sus competidores, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, significa que la descobijada le pegó. Aunque sus legiones de chairos lo nieguen, lo zarandeó el hecho de que sus tres competidores descubrieran que es igual de corrupto que los que acusa.
El efecto fue que los millones de espectadores del debate por televisión, quedaron contrariados. Lejos de definir su voto a partir de lo que veían, se hundieron más en la incertidumbre ¿en manos de quien poner la conducción de nuestro país?
El dueño del Morena se presentaba como un político impoluto, signo de la “honestidad valiente”, resulta que es más de lo mismo.
“El Bronco” Jaime Rodríguez no deja de ser un político folclórico, mal hablado, echado pa’ delante, pero nada más. Ya vimos que no tiene talla para la política de altura.
Ricardo Anaya, a pesar de su juventud, ya nos mostraron que es un panista audaz pero muy ambicioso tanto que lo pillaron en delitos graves como la triangulación de dinero para lavarlo. Un negocio ilícito. Pero este simple hecho resulta imposible que gane la confianza de los votantes.
Queda entonces, José Antonio Meade, un político con gran experiencia, de valores humanos bien arraigados lo que genera confianza de que sería un buen gobernante. Sus virtudes han resultado más impactantes que los señalamientos de que es autor del gasolinazo y de otras decisiones que han mermado el poder adquisitivo de las clases más pobres. Además, carga en esa campaña, la pesada losa que significa el vetusto PRI.
Lo cierto es que Meade es el menos peor de los candidatos. Es importante reflexionar el voto. No vayamos a caer en la trampa de esa lógica populista que justifica el surgimiento de una corriente o de un líder que promete solucionar esa situación y que, tal y como añade Luis Arroyo, consultor de comunicación política y presidente de Asesores de Comunicación Pública, se presenta así: “Nosotros, el pueblo, somos buenos. Ellos, los poderosos y los políticos, son malos. Por eso debemos tomar el poder de la forma más directa posible, ya que las instituciones políticas están al servicio de las élites. Nadie puede interponerse en la decisión de un pueblo”. Aguas.
Vale compartir la observación de la politóloga española Gloria Álvarez sobre “El engaño del populismo”. Dice:
Si uno escucha los mensajes de las campañas de Hugo Chávez en 1998, de Evo Morales cuando llegó al poder en el 2000 y Rafael Correa, los planes son idénticos. Lo hemos visto cuando Rafael Correa dice yo tengo mucha afinidad con Pablo Iglesias. Estamos hablando de Ecuador, de Nicaragua y obviamente Venezuela que ya es el desastre absoluto, donde hay menos libertad de expresión y Pablo Iglesias (España) también ha pronunciado que los medios de comunicación nunca deberían de ser privados sino que todos deberían de ser expropiados. Si ponemos atención vamos a descubrir que es una estrategia y una agenda; que entre ellos evidentemente existe conectividad.
¿Cuál es la relación real que existe entre los gobiernos populistas y el régimen chavista de Nicolás Maduro? Primero, el condenar la propiedad privada como una aberración de la sociedad cuando yo creo que no hay nada más justo y más humano que cada persona sea adueña del sudor de su propia frente y que cada persona pueda pararse en sus propios pies con la tranquilidad de que no va a venir otro a quitarle lo que le ha costado.
Segundo, es dividir a la sociedad mediante el odio. Si en Venezuela se utiliza la palabra escuálidos versus pueblo, en Ecuador es pelucones versus pueblo, en Argentina es gorilas versus pueblo, en Brasil es cochiñias versus pueblo. Descubrimos que es una estrategia. Dividir una sociedad en dos colectivos imaginarios que realmente no existen, un pueblo y un anti-pueblo, es otra estrategia populista. Desde el momento que tú divides una sociedad con odio, existe ese germen y puede empezar a brotar. (La persistente movilización magisterial, parece ser un ensayo)
Otro engaño, anuncian una sociedad de iguales cuando tú no puedes gastar más de lo que te ingresa. Es una ley económica fundamental, pero la han violado todos los populismos en la región ocasionando unos déficits presupuestarios de alto riesgo.
Otra tendencia de los gobiernos populistas es empezar a destruir instituciones. Siempre empiezan por el legislativo quitando diputados de la posición luego empiezan a presionar jueces para que supeditar el poder judicial.
(No hay que desdeñar el grito de guerra de AMLO: “queremos voto parejo”).
Hay que voltear los ojos a Venezuela, a Cuba. Hay que elegir a nuestros gobernantes con inteligencia. No podemos decir aquí eso no va a pasar. Allí está la experiencia de Venezuela. Cuando los cubanos nos decían ojo esto va a pasar, nosotros decíamos no, Cuba es una isla. A todo el mundo no le gusta aprender de experiencias ajenas, desgraciadamente hasta que ya es muy tarde pues en el caso de Latinoamérica lo hemos empezado a ver.
La lista de personajes es larga; Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Raúl y Fidel Castro en Cuba, Michelle Bachelet en Chile, Dilma Rousseff en Brasil, Cristina Fernández Kirchner Argentina, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, ¿estos personajes que tienen en común con Pablo Iglesias y cuál es la diferencia?, y todavía falta Daniel Ortega Nicaragua, Manuel López Obrador en México, etc. ¿Qué tienen en común? En sus planes de dividir a la sociedad mediante el odio está el decirle a la gente yo te voy a sacar de la pobreza porque tú eres demasiado tonto, demasiado débil, demasiado inútil para hacerlo por tu cuenta. Al mismo tiempo les dicen que los ricos son unos malditos y tener riqueza es de inmorales. Sigue en la próxima entrega.

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