Ddhpo en disputa
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Ddhpo en disputa

 


Una disputa encarnizada, al estilo APPO, se ha soltado por el control de esa entelequia conocida como Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) que aún preside Arturo Peimbert con siete consejeros.
Mucho se decía del sesgo que tuvo este organismo supuestamente “autónomo” que se reestructuró durante el “Gabinato” y pasó a ser un ente casi exclusivo para defender los intereses del cártel 22 y la APPO con sus grupos variopintos que bastante atizaron la violencia social que sirvió para catapultar a Gabino al gobierno. Lo que mal empieza mal acaba. El “cambio” que impulsaron terminó en un saqueo descomunal del patrimonio de Oaxaca.
Bien dicen que no hay mal que dure cien años. Peimbert y los otros siete consejeros esbirros de la APPO, han terminado su ciclo. Actuaron de acuerdo a sus intereses políticos y de grupo, no apegados a los derechos humanos.
En el Escaparate del 30 de enero del 2004, puse con toda precisión la relación política y económica que une a los APOS con Arturo Peimbert, con Flavio Sosa y el cura Wilfrido Mayrén, Uvi.
Resulta que Ignacio García Maldonado lugarteniente del incendiario Flavio Sosa, y otro porro identificado como Emanuel, fueron asesinados en el interior de un carro oficial asignado a la DDPHO. Se habló en su momento que fue un ajuste de cuentas entre activistas de la Sección 22.
Tales sucesos confirmaron que los activistas del cártel 22 y de la APPO, atienden los mismos intereses torcidos, primero como activistas y luego como altos funcionarios. Aunque entonces la Procuraduría de Justicia ofreció investigar el fondo del doble asesinato, finalmente todo terminó en presunciones y ofrecimientos. Los rumores corrieron como mero distractor con un objetivo claro: ocultar el uso patrimonialista de los recursos de una institución creada para la defensa de los Derechos Humanos en Oaxaca.
El análisis de la trayectoria de los consejeros que entrarían al relevo de Peimbert y los otros siete, hoy está en la cancha del congreso local. Ojalá los diputados actúen sin consigna para que los nuevos defensores de derechos humanos sean, realmente, autónomos. Deben hacer bien la distinción porque, algunos de los espirantes tienen en la frente el fierro APPO-22.
Yarib Hernández García, Laura Delgado Lucas son funcionarias de la actual Defensoría y son impulsadas por los mismos.
Ludmila Oropeza Fuentes es regidora del Ayuntamiento de Cuicatlán; Valente Wilfrido Cruz Gutiérrez fue director del penal de Matías Romero.
Quienes tienen abiertamente el sello cártel 22, son Flor Estela Morales Hernández y Calipso Mejía López. Maurilio Santiago Reyes en su papel de asesor del llamado comité de víctimas de Nochixtlán, es un experto violador de derechos humanos ya que además es asesor de campesinos de Zimatlán de Lázaro Cárdenas, donde han ocurrido muchos asesinados en el conflicto que enfrentan con pueblos vecinos.
Dado el presupuesto de 102 millones de pesos que maneja la DDPHO se apunta hasta Emilio de Gyves Montero, heredero de la política violenta y de chantaje de la COCEI que hundió a Juchitán en una terrible ola de descomposición social. Designarlo consejero sería poner la DDHPO en manos del “señor de las ligas” René Bejarano a quien Emilio representa en Oaxaca en la organización llamada Movimiento Nacional por la Esperanza. Es decir, son ‘pejistas’.
El presupuesto de la DDHPO es generoso y significa roer el hueso seis años. A eso se debe el empeño de Peimbert y socios de dejar como herederos a sus novias, efebos y socios. Hasta un diputado quiere imponer a su hermano.

Los “duros”
Nochixtlán es el rescoldo que queda de los incendiarios del cártel 22. Ayer bloquearon la autopista, incitados por el senil “maistro” Otalo Padilla dueño de la belicosa FPR. Todo indica que en este mes de Mayo, Oaxaca padecerá, una más, de las terribles escaladas de violencia. Anuncian la visita de AMLO a Tlaxiaco el próximo día 28, uno de los municipios más inseguros. Antes, el once estará en Teotitlán y al día siguiente dicen que se reunirá con “miles de maestros” para anunciar el fin de la Reforma educativa y la reintegración del IEEPO a los capos de la 22.
Por eso, la corriente de los “duros” del cártel 22, incita con furia. Saben que “hoy o nunca” podrán obtener del gobierno cuanto pidan. Su primer trofeo lo obtuvieron ayer. De manera expedita ordenaron la libertad del temerario activista Roque Coca a pesar de estar procesado por robo de urnas electorales. No solo dejó la cárcel ¡lo absolvieron totalmente!
La mano negra de “El Peje” en el magisterio es evidente. Esto explica que sus mismos acuerdos de asamblea se las pasen por el arco del triunfo. Pisotean sus principios rectores, “no apoyaremos a ningún candidato” decían, mientras distribuían entre los marchistas volantes del PT con la cara del Senador Chilango y de AMLO.
Los que padecemos somos el pueblo. Su “accionar” no afecta al gobierno como dicen. Al incitar tanta violencia, López Obrador promueve odios y cultiva venganza. Por todo esto, difícil que el tabasqueño “cuasi presidente” mantenga simpatías en Oaxaca.
Aunque las encuestas digan que “lleva delantera”, la realidad es que aún no hay nada para nadie. El mismo AMLO ha dicho “no nos vamos a confiar”. Esta situación mantiene muy nerviosos a los capos del cártel 22. Saben que si su adorado Peje no echa abajo la Reforma educativa y les regresa el IEEPO, se acabará esta fábrica de millonarios que significa pastorear al magisterio. Desaparecerían los directores de escuela que son los encargados de convencer a los padres de familia de que los maestros luchan por la reivindicación de los jodidos. También los supervisores, encargados de vigilar que en cada escuela atiendan la línea sindical. Se acabarían igualmente los “pagadores habilitados”. Aún entregan cheques a otros maestros a cambio de 100 pesos como cuota para “la causa”. El gran negocio ha mermado a partir de que perdieron el control del IEEPO. Si partimos de que entregaban unos 80 mil cheques, los pagadores se llevaban 8 millones de pesos cada quincena. Solo la estupidez llevaría a los padres de familia a votar por el Peje y sus ocurrencias. Oaxaca tiene memoria.

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