De madre soltera a mujer mototaxista en Oaxaca
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De madre soltera a mujer mototaxista en Oaxaca

Alejandra Gaspar Cortés es una mujer que sale todos los días con una actitud llena de positivismo y empuje a enfrentar a la vida


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“Buenos días ¿A dónde la llevo?” Saluda una mujer muy amable, al manubrio de un mototaxi. Así es como todos los días, Alejandra Gaspar Cortés recibe amable y sonriente a sus pasajeros, a quienes ella considera también parte de su familia.

Como pocas, Alejandra se ha desempeñado en actividades no habituales para las mujeres: como despachadora de combustible en una gasolinera, arpillera en un aserradero y finalmente conductora de un motocarro en servicio de mototaxi.

La historia de esta mujer es llena de lucha, con episodios duros pero con grandes aprendizajes, como a ella le gusta decir. Una mujer que desde pequeña, incansable, sale todos los días con una actitud llena de positivismo y empuje a enfrentar a la vida.

De niña trepaba árboles y soñaba con manejar un auto. Al crecer un poco lejos de su familia, tuvo la oportunidad de conocer personas que le brindaron cariño, apoyo y lecciones de vida que le servirían para los días venideros.

REGRESA A OAXACA

Con nueve años llegó a la Ciudad de México, donde desempeñó dos trabajos: el primero con una veterinaria lavando las jaulas de los animales, y el otro con una enfermera a quien ordenaba su cuarto y cuidaba a un pequeño.

Por la nostalgia de la familia, vuelve a Oaxaca llena de consejos de las personas con las que convivió y trabajó, y quienes por fortuna le enseñaron lo indispensables que son los valores y la educación de saludar, pedir las cosas por favor y dar las gracias.

Siendo aún muy joven, decidió casarse. Tuvo dos hijas y duró en matrimonio 10 años, durante los cuales trabajó la costura: “cosía ropa en las noches; hacía faldas, blusas, pegar botones. Yo buscaba la manera de aportarle algo a mi esposo en la casa. Nunca me ha gustado estar quieta”.
Pero por azares del destino, el matrimonio se disolvió y ella tuvo que apartarse de sus pequeñas, para dar nuevamente inicio a una etapa de esfuerzo.

EL INCIO

Como empleada de una gasolinera, aprendió a manejar un Tsuru. Es ahí donde conoce a quien la invitaría a trabajar en el mototaxismo, representando una oportunidad para recuperar a sus pequeñas, pues en el DIF le habían dicho que sin un buen trabajo, sin dinero y sin alguien que se las cuidara, no podía tenerlas.

Como toda madre que lucha en el día a día para conseguir el sustento, Alejandra Gaspar se esforzaba por obtener el dinero que poco a poco mandaba a sus pequeñas; sin embargo, el destino le tenía preparada una nueva prueba.

Al verse involucrada en un accidente, desafortunadamente pisó la cárcel durante 10 días. Su madre, sin saber leer y escribir, es quien lucha por que fuera liberada. “Ahí es donde vuelve a resurgir Ale”, dice entusiasta.

La mujer positiva y optimista, incluso ve oportunidades en la adversidad, pues le decía a su madre que estando ahí podía aprender oficios, elaborar algún objeto y venderlo para obtener dinero.

Afortunadamente, gracias al empeño de su madre y que la situación siempre estuvo a su favor, salió libre y pudo continuar con su vida de una forma normal. Nada más idóneo para una mujer que se nota amante de la libertad.

De niña y adolescente sentía cómo su madre se apoyaba mucho en ella, lo que la llevó a no detenerse ante cualquier obstáculo.

TRABAJO Y SUSTENTO

Para Gaspar Cortés el mototaxismo ha representado no un trabajo sino una bendición. Es, sí, una actividad que desempeña a diario para conseguir el sustento, pero que ella misma ve como una oportunidad de ayudar al prójimo.

Le gusta tener la oportunidad de ser ella quien, además de prestar un servicio a las personas, pueda auxiliarlos si necesitan algo, orientarlos si están perdidos o llevar en su motocarro a quienes tienen alguna discapacidad, pues ello le otorga la satisfacción de saber que está haciendo algo bueno por alguien más.

Con muchas deudas pero siempre trabajando con ánimo, Alejandra es muy movida, incluso su pareja le dice que no se puede estar quieta, siempre está buscando qué hacer y, sobre todo, siempre busca desempeñarlo de la mejor manera.

OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO

Gracias al tiempo de trabajo, la constancia y la responsabilidad que siempre ha mostrado, luego de un par de años como chofer de motocarro, el sitio al que actualmente pertenece le ha dado la oportunidad de ser socia y tener su propia concesión. “Con mi patrón fui muy responsable, puntual, cumplida. En vacaciones no hay mucho trabajo, pero yo no ponía pretextos”.

Al principio, no quería aceptar la concesión, tenía miedo, pero mediante un préstamo adquirió un motocarro usado, de modelo reciente, y ya tiene poco más de dos semanas trabajando como dueña de su propia unidad.

Ganándose el respeto de sus compañeros en el aserradero, luchando por los derechos de las madres solteras, con una vocación de servicio y ayuda, dueña de un optimismo inquebrantable y una gran fortaleza de espíritu, Alejandra da su extra en el trabajo y al mismo tiempo educa a su pequeño hijo.

DESDE EL AMOR PROPIO

“A las mujeres que encuentro con temores les digo ‘pon a dios en tu corazón’, porque de ahí viene tu paz interior, amor hacia ti. Cuando tú te empiezas a conocer, a querer, a amarte, respetarte, y a buscar qué quieres para ti, cómo quieres vivir, de ahí tú misma te das una respuesta. Comparo la vida que tengo, es buena o mala, la analizo. Qué quiero para mí, cómo quiero vivir, y de ahí empiezas a sacar fuerzas”.

“Yo les digo a las mujeres que primero que nada hay que amarnos, querernos, respetarnos, cuidarnos y de ahí surge todo. Una persona que se ama, se quiere y se respeta por consecuencia es una persona con retos, con muchas inquietudes y muchas fuerzas para salir adelante”.

 

Alejandra Gaspar Cortés es una mujer que ha vencido sus miedos y no se detiene ante los obstáculos, que se fija sus propias metas luchando con esfuerzo y disciplina, dando lo mejor de sí para todos quienes la rodean, es un ejemplo de vida que, en torno al Día Internacional de la Mujer, vale la pena contar.