Nalo y Nono celebran sus bodas de oro
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Nalo y Nono celebran sus bodas de oro

Como hace 50 años, Nalo y Nono, fueron acompañados por sus padrinos hacia la iglesia de Santiago Apóstol, donde volvieron a jurarse amor ante Dios, hasta que la muerte los separe.


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Nalo y Nono, se dieron el beso de sus bodas oro ante sus hijos, nietos, familiares y amigos, con quienes compartieron este momento excepcional e inolvidable, durante una misa de Acción de Gracias que se realizó en la iglesia de Santiago Apóstol de esta ciudad.

Como hace 50 años, Nalo y Nono, fueron acompañados por sus padrinos hacia la iglesia de Santiago Apóstol, donde volvieron a jurarse amor ante Dios, hasta que la muerte los separe.

Ahora, no sólo fueron testigos los padrinos y la feligresía de antaño, sino sus hijos y nietos; además de los anillos y el sacramento de la Eucaristía que produjo la renovación de votos matrimoniales, como buenos católicos.

Un momento muy emotivo de la celebración del santo matrimonio, fue cuando sus hijos, tres mujeres y dos hombres, agradecieron, uno a uno, primero a Dios, y luego a sus padres por haber unido sus vidas hace cincuenta años para formar una bonita familia, donde nacieron, crecieron y se formaron con amor.

La noche estuvo del lado de los festejados, ya que una hermosa luna iluminaba el cielo pinotepense, además, de los juegos pirotécnicos que se pudieron apreciar después de concluir la ceremonia religiosa.

Posteriormente se tuvo una elegante recepción, donde Francisco Carmona, con un lenguaje lúcido, rememoró los tiempos aquellos cuando casarse era para toda la vida; por ello, pidió a los asistentes que preguntaran a la feliz pareja, los secretos para la duración de su matrimonio.
Luego los desposados bailaron el vals familiar junto a sus hijos y sus respectivas parejas, acompañados de la orquesta musical de la noche, como tradicionalmente se celebra en la costa oaxaqueña.

El momento crucial llegó con el brindis, que estuvo a cargo del médico Silverio Fernández Galán, quien con mucha elocuencia y emotividad, leyó una epístola para los esposos, a quienes les recordó que el extinto Silverio Fernández Santiago, hermano del desposado, contó que fue con una mirada que inició una relación que ha durado cincuenta años.

Leonor Guadalupe Baños Clavel y Reynaldo Fernández Santiago, son hoy para los pinotenses, una prueba de que el matrimonio es para toda la vida, para una sola familia y que lo único que puede disolverlo será la muerte.