Retrata la fortaleza, rebelión y oscuridad de Elena Garro
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Arte y Cultura

Retrata la fortaleza, rebelión y oscuridad de Elena Garro

Jazmina Barrera entrega este libro que concibe como fotos instantáneas de las muchas vidas de la escritora; “era devolverle su dignidad y hacerle justicia”, dice


Jazmina Barrera, escritora mexicana.
Jazmina Barrera, escritora mexicana.

Jazmina Barrera (CDMX, 1988) concibe su libro La reina de espadas (Lumen, 2024) como un lanzado de cartas astrales que va revelando las muchas vidas de la escritora Elena Garro, a quien retrata con toda su fortaleza, rebelión, oscuridad, vanidad y narcisismo, porque sentía como un deber “devolverle su dignidad y hacerle justicia a su obra y a su personaje”, para entenderlo en toda su complejidad, aseguró la también autora de Punto de cruz y Línea nigra.

Después de una exhaustiva investigación en la que fue a dar a la Universidad de Princeton, donde se encuentran las cartas y diarios de Elena Garro, Jazmina Barrera entrega este ensayo, en el cual da cuenta de la infancia de la escritora de Los recuerdos del porvenir en Iguala, de las lecturas que hizo de los autores del Siglo de Oro o de las clases de ballet que tomó, de su quehacer artístico como bailarina, actriz y coreógrafa, de sus encuentros y desencuentros con Octavio Paz, quien primero le escribía que era su todo y luego la violentaba: “Te sales del cine, del teatro, de todo eso… Si no te sales iré a matarte. No tienes perdón”. Además de la relación con su hija Helena, su amorío con Bioy Casares, su solidaridad con los campesinos, su gusto por la alta costura o la defensa de sus convicciones políticas. En resumen, ella con todas sus contradicciones.

 

En La reina de espadas no encontramos una biografía tradicional, ¿cómo el ensayo se convirtió en un recurso crucial?

 

Me parecía que escribir una biografía tradicional era muy difícil porque es una vida tan vasta, tan complicada que me iba a tomar una vida. Lo que quería hacer es un retrato, un ensayo más libre a partir de la vida y obra de un personaje, donde quería rendir homenaje a la escritura de Elena Garro, jugando un poco con el tiempo, el formato. Ella, que fue una escritora tan versátil, que también utilizó en sus momentos de mayor incertidumbre el tarot, la lectura de las cartas astrales, como yo sentía mucha incertidumbre sobre algunos puntos de su vida, pensé que podía jugar con esas mismas herramientas con las que ella había jugado.

 

¿Podríamos ver este libro como un lanzado de cartas astrales?

 

Me encanta esa idea, creo que es muy apropiada porque es un libro hecho de viñetas, de instantáneas, que imagino como fotos, momentos en las muchas vidas de esta mujer y en las muchas mujeres que fue, porque Elena Garro era una para sí misma, otra para la mirada de los contemporáneos, es otra para quienes la vemos hoy en día, quería representar toda esa diversidad, ese universo que puede ser una mujer.

 

Después de leer sus diarios y cartas, ¿qué tanto cambió o se reforzó la mirada que tenías de Elena Garro?

 

Ahí fue donde construí un vínculo más íntimo con su fantasma, porque no era tanto la información que había en estos papeles, que era mucha y muy valiosa, si no, sobre todo, los pequeños detalles, la materialidad de este archivo, donde podía ver la caligrafía de Elena, su gesto, las notas en sus diarios, sus libretas, las listas del súper, los tickets de compras, todas esas minucias que muchas veces descartamos, pero que me parecían muy reveladoras.

 

Izquierda: Cuaderno de faros.
Centro: La reina de espadas es el libro más reciente de Jazmina Barrera.
Derecha: Punto de cruz.

 

Aportas una mirada de la escritora con una perspectiva de género, ¿quisiste remarcar esta visión siempre?

 

Siento que todas las feministas tenemos la misión de releer la historia con nuevos ojos, de otorgarle a las mujeres del pasado la oportunidad de manifestar sus sentimientos, las violencias que les tocó vivir, siento también el deber de creerles de entrada, con todo y que sabemos que Elena mentía mucho, inventaba muchas cosas, a mí se me hace difícil pensar que mintiera en sus diarios, quizá todavía en cartas, pero mentirse a sí misma es algo que pudo haber hecho, pero es algo que me cuesta trabajo creer. Sin embargo, no quiero imponerle mi visión a alguien, la idea es que el libro dejara la evidencia, las citas, los testimonios y que cada quien se hiciera su propia idea de Elena Garro.

La perspectiva de género también era importante, porque está presente en su obra, aunque ella no se decía feminista, hay muchísimas denuncias contra la violencia hacia las mujeres, física, psicológica, también la opresión, por ejemplo, del mandato del matrimonio, de la maternidad, la falta de educación para las mujeres o cómo se coartaba su vida en libertad, todo eso está muy presente.

En su vida, está todo el tiempo batallando entre estos dos mundos que todavía estaban presentes, el que venía del siglo XIX, en el que las mujeres tenían roles de género muy claros, y todo el feminismo que se venía gestando y que estaba cambiando las cosas radicalmente. Vemos en ella todo el tiempo la tensión entre estas dos necesidades, la de complacer a ese régimen de ser una buena esposa, madre, abandonar su profesión y vida por los deseos de un hombre, y por otro lado, toda la creatividad que tenía, las ganas de ser libre, de tomar sus propias decisiones, hablar en voz alta, involucrarse en política, en distintas artes, en cine, teatro, esa rebeldía suya está todo el tiempo batallando con sus ganas de complacer, muchas mujeres de esa época sufrieron esto mismo.

 

¿Qué crees que aporta tu ensayo en una época en la que parece que hay dos bandos, el de Elena Garro y Octavio Paz?

 

Creo que parte de la tarea de devolverle a Elena Garro su dignidad, de hacerle justicia a su obra y a su personaje pasa por ser honestos con quién era, no idealizarla, no victimizarla, reconocer toda la oscuridad que tenía, creo que se puede hacer algo parecido de Paz, hay que tratar de mantener cierta objetividad, a pesar de estos sesgos que tenemos, es lo que traté de hacer.

 

Hablas de no victimizarla ni idealizarla, ¿cómo lo haces?

 

Hay que reconocer su fortaleza, su rebelión, su oscuridad, su vanidad, su narcisismo, los errores que cometió e históricamente importantes y que los pagó con creces. Se merece que tratemos de hacer un retrato completo de ella, porque eso le devuelve la complejidad que tuvo en vida.

Nos traes también a esta Elena Garro activista, una mirada que se ha olvidado un poco.

Lo que pasó en el 68, donde cometió varios errores, opacó lo que venía haciendo de mucho tiempo atrás, toda esta lucha con los campesinos, donde fue crucial para que les devolvieran tierras; estuvo a su lado, fue incansable en esa lucha, no se rindió. Era una mujer de convicciones muy fuertes y valores muy claros, que a veces eran condiciones y valores equivocados, pero fue congruente con todo eso.


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