Reflexionan sobre las identidades fronterizas
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Arte y Cultura

Reflexionan sobre las identidades fronterizas

Participaron los escritores Eduardo Antonio Parra,  Fabrizio Mejía Madrid y la poeta Clyo Mendoza


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En concordancia con el tema de la 37 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), que es Frontera y Migración, se presentó la mesa Identidades Fronterizas en el Foro FILO, donde participaron los escritores Eduardo Antonio Parra y Fabrizio Mejía Madrid; la poeta Clyo Mendoza y Jorge Fuentes Chávez como moderador. En esta mesa, los participantes hablaron de su propio acercamiento con el fenómeno migratorio y fronterizo, y la forma en que éste se relaciona con la literatura.

Fue Mejía Madrid el primero en tomar la palabra, al decir que “el asunto de las fronteras no sólo es geográfico. Hay varias barreras importantes que vale la pena mencionar. La frontera textual es algo evidente en las presentes generaciones de escritores, ya que no tenemos fronteras genéricas. Me refiero a que cuando escribimos novela puede ser también poesía, crónica, etcétera. Los géneros literarios son fronteras que traspasamos mediante los libros”, explicó el autor.

“Por supuesto que hay una literatura de la frontera, pero de la frontera norte, porque no la hay del sur. Esta literatura de la frontera norte fue llamada en los 80 “novela del desierto”, dijo sobre los textos que se relacionan con la frontera como tema, y señaló también la “moda” que existe entre las diferentes casas editoriales por publicar libros referentes al narcotráfico.

Por su parte, Parra apuntó que entre la “novela del desierto” y la actual novela de narcotráfico hubo una escritura fronteriza en la década de los 90, encabezada por autores como Rosario San Miguel, entre otros. El autor identifica la frontera de manera más evidente en libros de este periodo.

Parra agregó que él mismo vivió de cerca el fenómeno fronterizo, pues su adolescencia la pasó en Nuevo Laredo y gran parte de su juventud en Ciudad Juárez. Recordó algunos aspectos de dichas ciudades, como el hecho de que sus habitantes se consideraban en último bastión entre la cultura mexicana y la estadounidense. “No era sólo una frontera geográfica, era una frontera de religión, lengua, de cultura”, explicó.

Apuntó que pese a eso en esas regiones existe gran influencia de Estados Unidos, y ejemplificó diciendo que en Nuevo Laredo durante el Domingo de Pascua celebran el “Día de la coneja”, un émulo de la forma en que los estadounidenses conmemoran esa fecha. Sobre lo apuntado por Mejía Madrid antes, de que no hay una literatura de la frontera sur, agregó lo que sí hay es una escritura sobre la migración desde el sur.

Por su parte, Mendoza, joven poeta oaxaqueña, apuntó que su relación con la migración y la frontera la explica desde su experiencia en Quebec, Canadá, donde “la mejor literatura es la que hacen los migrantes”. Señaló la gran cantidad de colombianos radicado en aquel país, los cuales huyeron de su lugar de origen a causa del narcotráfico.

“Asumen que el lenguaje sigue siendo su casa”, dijo al señalar que la mayoría de ellos siguen hablando español y no el idioma de su país de residencia como una forma de resistencia. Pese a que Canadá es un país amistoso con los refugiados, Mendoza recordó que los extranjeros siguen siendo discriminados y se les continúa empleando sólo para trabajos que los originarios no quieren hacer.


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