El Cerro de las Minas: riqueza arquitectónica y cultural
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El Cerro de las Minas: riqueza arquitectónica y cultural

Durante los años 1987-1993, arqueólogos del INAH, realizaron exploraciones con el objetivo de estudiar la antigua ciudad


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El Cerro de las Minas —además de ser una zona arqueológica ampliamente explorada, estudiada y hasta saqueada— encierra una gama en riqueza cultural de los huajuapenses, asentada sobre un cerro en el extremo norte de la ciudad. Durante los años 1987-1993, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), realizaron exploraciones con el propósito de estudiar la antigua ciudad y respecto a los habitantes prehispánicos, al tiempo acondicionaron la zona para el turismo.

LA RIQUEZA CULTURAL

El Cerro de las Minas fue un centro de la cultura Ñuiñe, que floreció en la Mixteca Baja, aproximadamente 400-800 años después de Cristo, cuando alcanzaron su mayor esplendor ciudades como Monte Albán en Oaxaca y Teotihuacán en la cuenca de México, de acuerdo con el arqueólogo Marcus Winter, quien tuvo mayor acceso y facilidades al estudio de la majestuosa zona arqueológica en Huajuapan de León.

Paralelamente al Cerro de Yucunitza (Cerro que florea), y el Cerro de las Minas representan la riqueza de la cultura de Los Ñu u Yata y Los Ñuiñe; que existen sin mayor importancia por los nativos. Los Ñu u Yata, considerados fundadores y habitantes del Cerro de las Minas, así como de Diquiyú al sur; y Tequixtepec al norte de Huajuapan; además de Huamelulpan; Monte Negro; Yucuita; Yucunama y otras en la Mixteca Alta.

Los Ñu u Yata florecieron durante seis o siete siglos, de 250-350 años después de Cristo, cuando la cultura desapareció o fue transformada, dando lugar al surgimiento de la cultura Ñuiñe; además de que compartió estilos de cerámica y de arquitectura, así como modos de vivir y hasta hablaban probablemente la misma lengua. Establecieron aquí rasgos culturales distintivos de la Mixteca, diferentes de los de otras regiones, como del Valle de Tehuacán, al norte; los zapotecas del Valle de Oaxaca, al este; o del estado de Guerrero al oeste.

La cultura Ñuiñe floreció 350-800 después de Cristo, fue una manifestación cultural regional en la Mixteca Baja, estas características se definen por su expresión distintivas en la arquitectura, cerámica, figurillas, urnas y escrituras Ñuiñe o Ñu u ini; en mixteco quiere decir ‘tierra caliente’. A través del Cerro de las Minas es como se conoce sobre los orígenes de los mixtecos; apreciar la riqueza cultural y la complejidad de su cultura prehispánica.

LAS EXPLORACIONES ARQUEOLÓGICAS

Las exploraciones del Cerro de las Minas proporcionaron conocimientos nuevos y permitieron formular nuevas preguntas sobre los Ñu u Yata y los Ñuiñe; la posibilidad de enriquecer el entendimiento del pasado depende, en parte, de la gente de ahora y su actitud hacia el patrimonio cultural; la protección de los recursos arqueológicos, ya que son recursos no renovables, significará un futuro más rico en historia y conocimientos del pasado.

Se han reconocido dos periodos principales de ocupación en el Cerro de las Minas. El más antiguo se le llama fase Ñudee y corresponde aproximadamente al periodo entre 400 años antes de Cristo y 250 años después de Cristo. El periodo entre 250 y 350 después de Cristo es ambiguo y no está bien definido o entendido. Es un tiempo de cambio y transformación cultural. El segundo periodo es la fase Ñuiñe, de aproximadamente 300 a 800 años, después de Cristo, dividida en temprana y tardía.

Los nombres de las fases son palabras en lengua mixteca. Ñudee significa ‘pueblo de valientes’ es el nombre de Huajuapan en mixteco; Ñuiñe, dice ‘tierra caliente’ nombre en mixteco de la Mixteca Baja. El periodo de 800 a 1521 después de Cristo, escasamente representado en el Cerro de las Minas pero presente en otros sitios, se ha designado fase Nuyoo, en referencia al ‘Indio de Nuyoo’, héroe indígena anónimo conmemorado en una estatua que sube hacia la zona arqueológica del Cerro de las Minas.

RUINAS MAJESTUOSAS

La majestuosidad en la construcción levantada en lo alto del cerro, demanda tanto de propios y extraños, no maltratar ni destruir está riqueza cultural de los mixtecos. Voltear la vista a la magnificencia cultural monumental, legado de los ancestros; brindarles protección y cuidado a su fina arquitectura hecha por manos de cientos de miles de nativos del país de las nubes.

Suplicante la nación mixteca proclama ahora no al abandono y maltrato a tan preciosa joya; esqueletos y restos humanos halladas en fosas y tumbas; cerámicas; restos de edificios, cimientos, pisos, fragmentos de muros, tepalcates o fragmentos de ollas, platos, vasijas, implementos de piedras, puntas de hachas y flechas; manos de metates, ofrendas, adornos diversos, collares de cuentas entre otros tantos, porque son patrimonio del pueblo mixteco de Ñudee primero; ahora de Huajuapan de León.