Desde hace varios días, los yucatecos han manifestado su descontento con la presencia de la estatua de Poseidón, argumentando que ha provocado la ira de Chaac, el dios maya de la lluvia. Según los lugareños, la veneración a dioses de otras culturas ha desencadenado intensas lluvias en la región, coincidiendo con la llegada de la tormenta Beryl a la península.
La campaña para derribar la estatua comenzó con una convocatoria en Facebook, donde se invitaba a la comunidad a reunirse con mazos en mano el próximo 15 de julio para destruir la estatua y restablecer la calma en la zona. En pocas horas, más de mil 500 personas se unieron a la propuesta, obligando al organizador a cancelar el evento, inicialmente concebido como una broma. Sin embargo, parece que algunos tomaron la convocatoria en serio y actuaron antes de lo previsto.
A través de un video de TV Azteca Yucatán confirmaron que la estatua continúa de pie en la playa de Puerto Progreso.