La historia de 'el santo de plástico', un juguete que todo niño mexicano tuvimos
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La historia de ‘el santo de plástico’, un juguete que todo niño mexicano tuvimos

El bootleg mexicano de El Santo es un ícono con el que todos hemos jugado y un rasgo de identidad dentro de la cultura mexicana


La historia de ‘el santo de plástico’, un juguete que todo niño mexicano tuvimos | El Imparcial de Oaxaca

El Santo, enmascarado de plata, es la bandera de todo el bootleg mexicano

Se les llama bootleg a las piezas o juguetes que se crean sin una licencia. Son falsificaciones que imitan los de las grandes marcas de juguetes y son producidos en masa. Estos suelen encontrarse en los tianguis y bazares a muy bajo costo. En la jerga chilanga cotidiana, se dice que son juguetes “chafitas” o “piratas”.

No obstante, muchos coleccionistas persiguen el bootleg mexicano, porque son piezas únicas en el mundo que inspira a los coleccionistas a ampliar las piezas y a tener diversas variedades. La práctica del bootleg se ha extendido en muchas partes del mundo, aunque en México siempre ha sido bastante popular.

En México, sobre todo en la CDMX, hay muchas fábricas trabajando día y noche en la manufactura de bootlegs. Pero también existen figuras que eran creadas sin tener juguetes oficiales como referencia. Como las figuras del luchador mexicano El Santo, donde los primeros muñecos no nacieron de grandes empresas, sino que fueron creados por jugueteros en pequeños negocios, lo que termina por darles un valor de arraigo muy especial.

En estas fábricas se crearon figuras de plástico duro, baquelita, trapo y plástico soplado de las más diversas series y películas se encontraban a disposición de los pequeños en los tianguis, mercados y negocios ambulantes. El plástico soplado es una técnica que permite crear figuras muy llamativas y de gran tamaño, poco peso y a bajo costo.

Entre las figuras creadas en la década de los 80 más extrañas y caras hechas en México se encuentran el Mumm Ra de plástico soplado, El Mazinger Z gigante y Darth Vader luchador, una pieza que tiene la cara del villano de Star Wars y el cuerpo del Santo, el enmascarado de plata. Pero sin duda, la bandera del bootleg mexicano es el icónico Santo.

¿Quién creo la figura de El Santo?

Se trata del escultor Mario González Márquez creo en madera las figuras clásicas del Santo y Blue Demon. A partir de estas dos piezas sacó los moldes que pasarían a la historia y serían reconocidos en todas partes del planeta como símbolo de la mexicanidad.

Este trabajo fue iniciado en los años 40s en las creaciones diversas figuras en plástico desde soldados, superhéroes como Batman, Robin, Superman o personajes de la cultura nacional e internacional como boxeadores, jugadores de fútbol, artistas, atletas, entre otros.

Su hijo, Fernando, continúa con la tradición en la fabricación artesanal de figuras de los luchadores en colecciones y para los coleccionistas Hay un catálogo de más de 400 personajes con personajes como Pelé, Cantinflas, Agustín Lara, Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón y Bruce Lee además de muchas piezas de la lucha libre.

Camerino Victoria Cruz y su familia son otros fabricantes de luchadores en México de los que se tiene conocimiento. Ellos tiene un negocio en Iztapalapa desde 1977, mismo año en que empezaron a producir los luchadores de plástico. Ellos indirectamente dan empleo a 30 familias de Chalco, Nezahualcóyotl, el mismo Iztapalapa y las delegación Cuauhtémoc, las cuales les compran estos muñecos por millar y sin pintar para así decorarlos ellos mismos, empaquetarlos y venderlos según el precio que más le convenga.

La pequeña fábrica de juguetes Plásticos Victoria reproduce desde 1977 los legendarios luchadores de plástico que hoy todos reconocen como un clásico juguete mexicano. El material con el que son reproducidos es polietileno reciclado de cubetas, autopartes como manijas o tableros, e incluso de otros juguetes destrozados que caen en la basura.

Todo este plástico es molido hasta quedar reducido a polvo, el cual se introduce en una máquina inyectora que será la que dispare esta materia prima hacia los moldes que tienen la forma de los conocidos luchadores. El polietileno tiene que hervir a 400 grados antes de ser inyectado. La máquina hace un ligero sonido parecido al de una olla exprés, posteriormente abre los moldes y de ellos emanan cuatro figuras.

A su vez estas caen a una tina de agua fría con el propósito de que el plástico se endurezca rápido, se enfríe, y las piezas no se queden adheridas. El proceso de pintado es tan importante como el de la creación de cada pieza. Ya que se compran estos juguetes gracias a su colorido. La figura sigue siendo el luchador con la mano izquierda arriba y la derecha abajo, como preparándose para el combate.

El Mercado de Sonora es el sitio más reconocido por ser el bastión del país más grande de los juguetes nacionales, parece ser el principio para emprender una investigación para dar con los creadores de estos juguetes. Los empaques no suelen decir en dónde son hechos, empaquetados, dirección ni teléfono.


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