En un emocionante avance científico, investigadores de las universidades de Tufts y Harvard en Estados Unidos han logrado desarrollar “anthrobots”, diminutos robots biológicos construidos a partir de células humanas extraídas de la tráquea. Estos biobots, que han demostrado sorprendentes habilidades, no solo son capaces de autoensamblarse, sino que también pueden estimular el crecimiento neuronal y contribuir eficazmente a la cicatrización del tejido neuronal vivo.
A diferencia de los “xenobots” creados en 2020 con células embrionarias de rana, los “anthrobots” destacan por su avanzada funcionalidad y la ausencia de modificaciones en el ADN de las células adultas humanas utilizadas en su creación. La Universidad de Tufts subraya que el uso de células humanas elimina el riesgo de desencadenar respuestas inmunes y la necesidad de inmunosupresores.
Estos diminutos robots, cuyo tamaño varía desde ser tan estrechos como un cabello humano hasta tener el tamaño de la punta de un lápiz, se autoensamblan en placas de laboratorio estimulados por condiciones de crecimiento específicas. Este proceso, impulsado por estructuras recubiertas de diminutos pelos llamados cilios, prescinde de herramientas adicionales para dar forma a los “anthrobots”.
Aunque su vida es limitada a 45 a 60 días, tras los cuales se descomponen de manera natural, este tiempo es suficiente para que estos biobots demuestren su capacidad para contribuir a la cicatrización eficaz del tejido neuronal vivo. Este logro tiene implicaciones significativas para el campo médico, ya que podría abrir nuevas posibilidades en la regeneración neuronal sin alterar el ADN.
Los científicos, entusiasmados por estos avances, están explorando aplicaciones potenciales que incluyen la reparación de daños en la médula espinal o nervios de la retina, el reconocimiento de bacterias o células cancerosas, e incluso el suministro de fármacos a tejidos específicos.
Aunque los “anthrobots” no se reproducen, lo que garantiza que no evolucionen más allá de los límites preestablecidos, representan un emocionante paso adelante en la convergencia entre la ciencia y la robótica, con un potencial revolucionario en el ámbito médico.
