¿Sabías que los niños más felices del planeta no viven rodeados de lujos ni de tecnología avanzada, sino en un país donde se valora la autonomía, la vida familiar y el juego al aire libre? Se trata de Países Bajos, que encabezó recientemente el ranking global de bienestar infantil según un informe de UNICEF.
Este estudio analiza aspectos clave como la salud mental, el desarrollo de habilidades y, sobre todo, la satisfacción con la vida. Y sí, Holanda se llevó el primer lugar, dejando claro que la felicidad infantil no depende del consumo, sino de un entorno emocionalmente saludable y equilibrado.
Claves del modelo neerlandés
¿Qué tienen los niños neerlandeses que otros no? Estas son algunas de las razones que explican su nivel de bienestar:
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Libertad con responsabilidad: desde pequeños se les permite tomar decisiones, moverse solos en bicicleta e ir a la escuela sin necesidad de supervisión constante.
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Escuelas enfocadas en el desarrollo emocional: el sistema educativo les enseña a convivir, gestionar sus emociones y disfrutar del proceso de aprendizaje sin presiones extremas.
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Rutinas familiares estables: desayunan juntos, cenan en familia y disfrutan de tiempo de calidad con sus padres, lo que fortalece su seguridad emocional.
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Juego libre al aire libre: sin pantallas ni restricciones excesivas, los niños pasan horas explorando, conviviendo y divirtiéndose en entornos naturales.
¿Qué pasa en otros países?
Además de Países Bajos, el informe destaca a Noruega, Finlandia e Irlanda, naciones con políticas sociales sólidas, servicios de salud mental gratuitos y estructuras educativas inclusivas.
En contraste, incluso en países con altos ingresos, hay desigualdades que afectan directamente el bienestar de niñas y niños. En lugares con brechas sociales marcadas, los menores en situación de pobreza experimentan niveles más bajos de satisfacción vital, estrés crónico y menos oportunidades de desarrollo.
América Latina también brilla
En un estudio global realizado con niños de entre 8 y 12 años, destacan los casos de Colombia, Turquía y Rumania, donde una gran mayoría se declaró “totalmente feliz”. En el caso colombiano, sólo el 2 % dijo sentirse insatisfecho con su vida, lo que demuestra que el afecto y el entorno familiar también son determinantes, incluso en contextos con menos recursos.
¿Se puede replicar esta felicidad?
Expertos en educación y desarrollo infantil señalan que el modelo neerlandés no es exclusivo de Europa. Promover el juego libre, reducir la presión académica, mejorar la convivencia en casa y permitir mayor autonomía desde la infancia son pasos que cualquier familia o comunidad puede adoptar.
El mensaje es claro: la felicidad de la niñez no se compra. Se cultiva con amor, tiempo de calidad, y un entorno que respete sus ritmos y emociones.
“Más confianza, menos presión. Más juego, menos pantallas. Un hogar seguro, una infancia feliz”: ese parece ser el secreto mejor guardado de los niños más felices del mundo.