Refrescante, burbujeante y rica en minerales, el agua mineral se ha convertido en una bebida cotidiana para muchas personas. Pero, ¿puede su consumo excesivo convertirse en un riesgo para los riñones? La respuesta es más compleja de lo que parece.
El agua mineral es un tipo de agua natural que proviene de manantiales subterráneos y contiene diversos minerales y oligoelementos disueltos, como calcio, magnesio, potasio, sodio, sulfatos, cloruros y bicarbonato. Estos minerales, adquiridos al atravesar capas de roca, le dan un sabor característico y ciertos beneficios a la salud.
HIDRATACIÓN CON BENEFICIOS, PERO TAMBIÉN CON MATICES
Por su composición, el agua mineral puede apoyar el equilibrio de electrolitos, contribuir a la salud ósea (por su contenido de calcio y magnesio) e incluso facilitar ciertos procesos digestivos. Suele consumirse tanto de forma natural como carbonatada, cuando se le añade dióxido de carbono (CO₂) para darle efervescencia.
Sin embargo, el consumo desmedido o mal informado podría tener efectos no deseados, especialmente en personas con predisposición a desarrollar cálculos renales.
¿CULPABLE DE LOS TEMIDOS CÁLCULOS RENALES?
Los cálculos renales se forman cuando ciertos minerales como calcio, oxalato y ácido úrico se concentran en la orina, cristalizan y forman pequeñas piedras que pueden causar intenso dolor al ser expulsadas por los riñones o las vías urinarias.
En ese contexto, el agua mineral contiene calcio en diferentes proporciones, dependiendo de su origen y marca. Aunque el calcio es esencial para mantener huesos fuertes, un exceso en su consumo, combinado con factores como deshidratación, dietas altas en oxalato o antecedentes genéticos, puede aumentar el riesgo de cálculos, en especial de oxalato de calcio, el tipo más común.
El problema aparece cuando el organismo excreta demasiado calcio a través de la orina, favoreciendo su cristalización, especialmente si no hay suficiente líquido para disolver estas sustancias.
¿DEBEMOS DEJAR DE TOMAR AGUA MINERAL? NO NECESARIAMENTE
Los especialistas son claros: el agua mineral, en cantidades moderadas, no representa un riesgo para la mayoría de las personas. De hecho, una hidratación adecuada es una de las mejores formas de prevenir la formación de cálculos, ya que diluye los minerales en la orina y disminuye las probabilidades de que se agrupen en cristales.
El riesgo aumenta principalmente en personas que eligen aguas con muy alto contenido de calcio y no compensan su consumo con agua pura, o en quienes mantienen dietas desbalanceadas, consumen mucho sodio, o ya tienen antecedentes de enfermedad renal.
RECOMENDACIONES PARA CUIDAR LOS RIÑONES SIN DEJAR EL AGUA MINERAL
Para quienes disfrutan del agua mineral, los expertos recomiendan:
- Alternar su consumo con agua natural.
- Elegir variedades con minerales equilibrados, evitando aquellas con niveles muy altos de calcio o sodio.
- Reducir el consumo de alimentos ricos en oxalatos como espinaca, betabel, chocolate oscuro y nueces.
- Limitar la ingesta de sal, ya que favorece la eliminación de calcio por la orina.
- Y ante todo, consultar a un médico si existen antecedentes familiares o personales de cálculos renales.
El agua mineral, consumida con moderación, sigue siendo una bebida saludable y refrescante, con beneficios para quienes buscan una alternativa al agua simple. No obstante, como con todo en nutrición, el equilibrio es clave. Y cuando se trata de salud renal, la hidratación constante y una dieta balanceada siguen siendo las mejores herramientas para prevenir complicaciones.