Ana María Robles lleva consigo el peso de una historia marcada por el dolor, la lucha y la búsqueda incansable de justicia para su hija, Viridiana Monserrat García Robles. El 19 de octubre de 2012, la vida de Viridiana fue truncada por la violencia de su pareja sentimental, Édgar Fabián Martínez Carmona, dejando un vacío imposible de llenar para quienes la amaban.
Tras casi doce años de un camino lleno de obstáculos, Ana María comparte el resumen de una lucha que ha consumido su vida: la confirmación de una sentencia definitiva que dictamina que Édgar Fabián deberá pasar 66 años y cuatro meses tras las rejas por el brutal asesinato de su hija.
En una entrevista exclusiva, Ana María deja al descubierto la crudeza de una realidad que muchas veces queda relegada en la sombra. “Nada me repone a mi hija”, confiesa con la voz entrecortada por la emoción contenida durante años de batalla judicial.
Las palabras de Ana María reflejan una verdad dolorosa: la falta de políticas públicas efectivas y de una comisión de víctimas dedicada a brindar el apoyo necesario en momentos de crisis. Mientras los procesados cuentan con defensoría pública y asesores legales desde el momento de su detención, las víctimas se enfrentan solas a un sistema que parece olvidar su dolor y su necesidad de justicia.
Viridiana, una joven abogada comprometida con su labor en la Vicefiscalía para Adolescentes, fue arrebatada del mundo por la violencia machista que se cobró su vida. Su relación con Édgar Fabián Martínez Carmona estaba marcada por el acoso, los celos y la violencia psicológica, hasta que culminó en un acto atroz en la Unidad Habitacional Ricardo Flores Magón.
Mientras Ana María continúa su lucha por la justicia, la memoria de Viridiana vive en el recuerdo de quienes la amaron y en la lucha incansable de quienes buscan justicia en su nombre.
