La mañana de ayer, los pasillos y andadores de la Central de Abasto se vieron colmados por la presencia de más de mil elementos de diversas corporaciones de seguridad, quienes desplegaron la segunda etapa del Operativo Pescador, como respuesta a una denuncia de robo de teléfono celular y a la creciente ola delictiva en esta importante zona comercial.
Apenas unas horas antes, un hombre había sido asesinado en pleno módulo 7, en un hecho que cimbró nuevamente a los comerciantes y visitantes del mercado más grande del estado. La violencia, sin embargo, no es nueva: extorsiones, robos con violencia y cobros de piso se han vuelto parte del día a día, lo que ha obligado a las autoridades a actuar con mayor contundencia.
En el operativo participaron elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), Policía Estatal, Guardia Nacional, Sedena, Policía Auxiliar y la Policía Municipal de Oaxaca de Juárez, todos integrados al Mando de Coordinación de Seguridad de la Zona Metropolitana. También intervino personal de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO).

Durante el despliegue fueron revisados al menos quince establecimientos de reparación de teléfonos celulares, algunos de los cuales ya habían sido señalados en investigaciones previas. Se localizaron dispositivos con reporte de robo, y en uno de los puntos intervenidos, una joyería que posiblemente operaba como taller clandestino, fue asegurada y su propietario detenido.
Las autoridades explicaron que este operativo no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia integral sustentada en información recabada durante la primera etapa del Pescador. Con base en esos datos, se trazaron rutas de inspección y se definieron objetivos específicos, principalmente locales que estarían relacionados con la compra-venta de objetos robados, como celulares y relojes electrónicos.
El despliegue de fuerzas también busca disuadir actos delictivos en las zonas de mayor incidencia dentro del mercado y sus alrededores. Comerciantes y ciudadanos han exigido desde hace meses un alto a la impunidad que impera en la Central, considerada hoy una de las zonas más peligrosas de la capital oaxaqueña.
Las autoridades aseguraron que continuarán con estas acciones, reforzando la presencia operativa y avanzando en las investigaciones relacionadas con los hechos de violencia, especialmente el homicidio ocurrido horas antes, con el objetivo de devolver la tranquilidad a una zona vital para la economía local.