La captura de un hombre armado con dos tubos de acero modificados para funcionar como armas de fuego, junto con dosis de presunta droga, ha encendido las alertas sobre la creciente circulación de armamento artesanal en comunidades de los Valles Centrales.
El detenido, identificado como O. G. M. R., de 39 años, fue interceptado por elementos de seguridad cuando transitaba por el municipio de Tlacolula de Matamoros. Durante la revisión, se le aseguraron dos objetos metálicos que presentaban las características de armas de fuego hechizas. Así como dos cartuchos útiles y cuatro envoltorios con una sustancia cristalina que, según fuentes policiales, podría tratarse de la droga conocida como ‘cristal’.
ARMAS ARTESANALES: LA SOMBRA QUE CRECE EN SILENCIO
El uso de armamento de fabricación casera o artesanal no es nuevo, pero ha ganado presencia en los últimos años. Su presencia representa un riesgo doble: no solo para quienes las portan, por su inestabilidad, sino también para la población civil. Ya que, muchas veces se utilizan en delitos como asaltos o enfrentamientos entre grupos delictivos.
La existencia de estas armas también evade el control institucional de armamento. Además, demuestra cómo el acceso a materiales y la impunidad pueden convertir cualquier taller o domicilio en una pequeña fábrica de riesgo.
¿QUÉ PASÓ CON EL DETENIDO?
De acuerdo con el reporte oficial, tras ser asegurado, el sospechoso fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR). Con la intención de iniciar el proceso legal correspondiente. Sin embargo, el verdadero reto no está solo en detener a una persona, sino en entender de dónde provienen estas armas, quién las fabrica, y a qué red podría pertenecer el detenido.
Las autoridades no ofrecieron detalles adicionales sobre el contexto del arresto, pero la sola combinación de armas, cartuchos y droga sugiere una posible vinculación con actividades criminales organizadas o de narcomenudeo.
EL CRISTAL: OTRO VIEJO ENEMIGO
La sustancia encontrada con el detenido tiene las características del cristal, una droga sintética altamente adictiva. Cuyos efectos físicos y sociales devastadores han sido documentados ampliamente. Su distribución ha ido creciendo en comunidades cada vez más pequeñas. Donde el acceso a la atención médica, psicológica o social es limitado.
“El cristal es una droga que llega y desintegra familias en cuestión de meses”, advierte Teresa R., activista en Tlacolula. “Pero no hay programas sólidos para detener su avance, y mucho menos para rehabilitar”.
¿QUÉ SE NECESITA?
Más allá de esta detención, urge una estrategia más integral: desde el control de venta de materiales susceptibles a convertirse en armas, hasta acciones de prevención contra el consumo de drogas. Las policías hacen su trabajo, pero si no se rompe la cadena de producción, tráfico y consumo, el problema solo seguirá creciendo.