La violencia ligada al cobro de piso sigue extendiéndose en el Istmo de Tehuantepec, mientras las autoridades estatales insisten en minimizar su presencia. La mañana de este lunes, un nuevo hecho delictivo sacudió al municipio de Asunción Ixtaltepec, cuando sujetos armados atacaron la granja de pollos “Castillejos”, disparando contra su fachada y dejando una cartulina con un mensaje de extorsión.
Los hechos se registraron en la calle 20 de Noviembre, Quinta Sección, Cheguigo, donde vecinos reportaron múltiples detonaciones de arma de fuego. Lo que generó pánico entre la comunidad. A pesar de que no hubo personas lesionadas, el ataque se interpretó como una advertencia directa del crimen organizado, que ha venido operando impunemente en la región.
UNA NEGATIVA QUE DESENCADENÓ LA VIOLENCIA
Según versiones preliminares, el comerciante agredido se habría negado a pagar una cuota exigida por criminales en el municipio vecino de Unión Hidalgo, donde inicialmente fue amenazado. Al no ceder, los agresores llevaron la advertencia hasta su domicilio particular en Ixtaltepec. Donde ejecutaron el atentado con armas de fuego, se introdujeron dispararon y dejaron una cartulina intimidante.
“Si quieres vender en Unión, vas a pagar cuota. primer aviso.”, advierte el mensaje.
Después, una vez fuera del lugar, los agresores dispararon nuevamente contra el portón. Dejando al menos ocho impactos visibles. En el área se encontraron casquillos de bala correspondientes a calibre 9 milímetros.
DAÑOS MATERIALES Y MIEDO COLECTIVO
Aunque el ataque no dejó víctimas humanas, el impacto psicológico en la comunidad es profundo. La intimidación a plena luz del día, en una zona comunitaria, deja claro el nivel de control y atrevimiento de estos grupos. Mientras vecinos denuncian una total ausencia de respuesta inmediata y efectiva por parte de las autoridades.
Además, los habitantes de Ixtaltepec temen que, como ha ocurrido en otras regiones del país, el silencio y la inacción oficial terminen normalizando el terror y consolidando el poder de los extorsionadores sobre las actividades económicas locales.
ENTRE LA NEGACIÓN Y LA REALIDAD
Pese a la gravedad de estos hechos, el gobierno de Oaxaca insistió en minimizar el contexto de violencia en la región. Durante la conferencia matutina, el secretario de Gobierno, Jesús Romero López, fue cuestionado sobre un incidente reciente en Juchitán —donde un local fue incendiado presuntamente por negarse al cobro de piso— y negó tajantemente que se tratara de un ataque criminal.
“Es totalmente falso, fue una situación eléctrica. Hay peritajes. Ni siquiera se había inaugurado el negocio”, dijo el funcionario, acusando a algunos medios de “alarmistas y amarillistas” por reportar hechos de violencia.
Estas declaraciones han generado malestar entre los ciudadanos. Quienes perciben una desconexión alarmante entre el discurso oficial y la realidad que viven día a día. Mientras se repiten los casos de extorsión y ataques armados, el gobierno parece más preocupado por cuidar la narrativa que por garantizar la seguridad.
EXIGENCIAS URGENTES ANTE UNA CRISIS CRECIENTE
La comunidad de Asunción Ixtaltepec, al igual que muchas otras del Istmo, exige una respuesta firme, coordinada y visible por parte de las autoridades estatales y federales. El hartazgo es evidente. Se demanda presencia de fuerzas del orden, investigaciones reales y estrategias claras para frenar la ola de violencia que, lejos de ser inventada, está cobrando fuerza a cada paso y sembrando miedo en la cotidianidad.
Mientras tanto, los comerciantes, transportistas y ciudadanos enfrentan solos la amenaza del cobro de piso, con más armas que protección, más impunidad que justicia y con un gobierno que, pareciera dicen, en lugar de reconocer el problema, prefiere mirar hacia otro lado.