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Unas elecciones particulares

Hay una campaña súper intensa para que los mexicanos acudamos a elegir a jueces, magistrados y otras posiciones dentro del Poder Judicial de la Federación, incluyendo a las tres ministras protegidas por la 4-T, una de las cuales ocupará la presidencia de la Suprema Corte de Justicia en los próximos años.

El tema es que muy pocos en México saben por qué tendría qué votar, por quién y para qué cargos. Y, en todo caso, ¿por qué se tendría que votar? Muchos suponen que ya los grupos políticos de Morena-4T, preparan el acarreo electoral para el 1 de junio próximo e, incluso, con indicaciones de por quién deben votar.

Con todo, el próximo 1 de junio se llevará a cabo el Proceso Electoral Extraordinario para la elección de diversos cargos del Poder Judicial de la Federación (PEEPJF). Esto según lo ordena la Reforma al Poder Judicial, aprobada por la Cámara de Diputados el 4 de septiembre, la que a su vez la turnó al Senado de la República, en donde la minuta fue analizada en Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos el 8 de septiembre donde fue aprobada por ambas comisiones y turnada a Mesa Directiva para posteriormente ser aprobada por el Pleno el 11 de septiembre y a los Congresos Locales.

Pero esto lo consiguieron en el Legislativo Morena y sus aliados, gracias al apoyo “in extremis” de dos personajes extremadamente controvertidos en la vida política del país, y a quien el mismo presidente AMLO despreciaba; Los Yunes, panistas ellos, los que dieron su brazo a torcer para permitir la mayoría calificada de 86 votos que necesitaba Morena.

Fueron muchas más las triquiñuelas que utilizó el grupo de Morena en ambas cámaras, junto con sus históricos socios, el Partido Verde Ecologista de México y el Partido del Trabajo.

Esto es, el grupo Morena, como pudo, sacó adelante uno de los cambios en la Constitución más impugnados de la historia reciente del país. Una reforma judicial que busca cambiar el sistema de justicia y que sume a México en un terreno desconocido, lleno de incertidumbre y muy probablemente de incapacidad e injusticia.

La perspectiva de Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente de México, sobre la justicia en México pasa por anular a uno de los tres poderes que se suponen autónomos en México y que le dan sentido a la República.

Desde su refugio aun quiere jueces y justicia a modo. Y, para conseguirlo, sus legisladores y políticos de todo nivel han trabajado, aunque en esto se pongan ellos mismos en peligro cuando la verdadera justicia los alcance.

Así que con esto se anula la autonomía del Poder Judicial, lo que se suma a que el Poder Legislativo –en su mayoría Morenista- está anulado desde hace ya mucho tiempo y ha sido instrumento para desatar el espejo de discordias en lo que se han convertido las reformas propuestas por AMLO.

Ningún país en el mundo ha elegido hasta ahora a sus jueces por voto popular, la piedra angular de la Reforma-AMLO. Una reforma constitucional que el mismo ex presidente persiguió enfurecido el último año de su mandato y que para concretarlo cedió los trastos a Claudia Sheinbaum, su sucesora, que apoya sin restricciones esta enmienda y acusa y señala de corrupción a la actual Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Así que, según se sabe, este primero de junio se deberán elegir a 9 Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) –dos menos de los que hoy son-; 2 Magistraturas vacantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF); 15 Magistraturas de las Salas Regionales del TEPJF; 5 Integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial; 464 cargos para magistraturas de circuito; 386 personas juzgadoras de distrito.

Desde su origen el procedimiento ha estado plagado de malas intenciones, de parcialización política, errores garrafales, inexperiencia, imposición de candidatos a modo de la 4-T; selección mediante lo más inverosímil, sugerido desde las Mañaneras de AMLO, como fue la insaculación mediante “tómbola”, que es lo mismo que un “águila o sol” de la suerte. Al final este procedimiento, asimismo viciado, otorgó nombres preseleccionados.

Es probable que haya candidatos a estos puestos que tienen la mejor intención. Pero difícilmente serán ellos los que ocupen estos cargos. Todo está configurado para tener a un Poder Judicial que responda a los intereses del gobierno en turno… o por lo menos así hasta que concluya la etapa de poder de quienes actualmente tienen la mayoría.

Así, los mexicanos están en un serio dilema: Acudir a votar sin saber cómo o por quién será un fracaso. Por otro lado, muchos de los ciudadanos que reciben apoyos económicos de forma periódica serán llamados a corresponder a los favores recibidos, muchos de los cuales, si, son fanáticos seguidores de la 4-T que les otorga el estipendio.

Es muy probable que haya una enorme abstención ese 1 de junio. Con lo que habrá una contradicción democrática, pues será la minoría la que decida lo que habrá de impactar en la vida de la mayoría de los mexicanos.

Pero ya es regla para Morena y la 4-T, que gobiernan para sus fieles seguidores y votantes; no para quienes ven la vida política del país y el futuro de México en términos de una verdadera izquierda justa, objetiva e incluyente. Estos pasan a ser menos que un cero en la vida política de México.

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