Andrés Manuel López Obrador decía que la mejor política exterior era la interior, y durante sus seis años de gobierno priorizó los asuntos nacionales sobre la participación en foros internacionales. Aunque fue un enfoque muy criticado sobre todo por la oposición, el expresidente construyó la narrativa sobre la importancia de resolver problemas bilaterales y regionales, como la migración y la cooperación económica, antes que viajar a reunirse con líderes de todo el mundo.
Han pasado 58 días desde que Claudia Sheinbaum tomó posesión como presidenta de nuestro país, y ha dado el primer mensaje sobre la importancia de participar en eventos internacionales, donde inevitablemente nuestro país es parte fundamental del entorno global.
AMLO cerró su sexenio con muy poca presencia en el extranjero, durante su mandato apenas realizó cuatro giras internacionales, desde el 2018 que inició su mandato, prefirió el trabajo territorial nacional, que la geopolítica, se reunió con los presidentes Donald Trump en 2020 y Joe Biden en 2022 para discutir temas bilaterales y regionales en Estados Unidos, también viajó en el 2022 a Centroamérica donde visitó Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba, y el año pasado realizó su última gira en Sudamérica en la conmemoración del 50 aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende, en Chile.
Claudia viajó, y lo hizo a una de las reuniones más importantes que como mandataria tiene con líderes de estado de todo el mundo, el G-20 celebrado en Río de Janeiro; en su primer discurso como presidenta de México, y como primera mujer presidenta de nuestro país, Sheinbaum propuso que las economías más grandes del mundo destinen el 1% de su gasto militar a la reforestación global.
Lejos del discurso, y los cuestionamientos sobre la internacionalización de una política nacional cuatroteista y la viabilidad de un programa que es observado por organismos internacionales sobre la promoción de la pérdida de cobertura forestal; la decisión de asistir a este foro, marca una nueva era en la política exterior de nuestro país, reactiva la imagen de México en el extranjero frente a temas como el cambio climático, la transición energética y el comercio internacional. Además, y no menos importante, ser mujer en un mundo que evidentemente está en manos de los hombres.
La creciente incertidumbre por el regreso de Trump y sus implicaciones para el orden internacional del que México forma parte, probablemente motivó a la presidenta en viajar a Brasil, y le permitió reunirse con sus homólogos de las principales economías del mundo, su presencia en el G-20 fue provechosa en la medida en la que Sheinbaum sostuvo tres reuniones bilaterales clave: con Joe Biden, Justin Trudeau y Xi Jinping.
En este primer encuentro internacional que tuvo la Presidenta de México marca un liderazgo muy importante a nivel mundial y rompe con la idea de que en la Cuarta Transformación no había una política internacional, y define poco a poco el estilo de gobernar desapegado de su antecesor encabezando las acciones de política exterior.
Como casi todo es otra cosa, aún hay retos para Claudia, reparar relaciones con América Latina, fortalecer una relación bilateral con Trump, y marcar una crítica a regímenes autoritarios como Nicaragua y Venezuela sin temor, sin embargo, esta participación es un paso importante en la apertura del gobierno mexicano a las relaciones internacionales, así como a la promoción de los derechos humanos y la igualdad de género a nivel global.
