Qué es la identidad y de qué nos sirve
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Toltecáyotl

Qué es la identidad y de qué nos sirve

 


La identidad es lo que nos permite diferenciarnos de los demás. Es lo que nos ayuda a ser mejores, más fuertes y más comprometidos.

Todas las personas necesitan dos cosas al mismo tiempo. Sentirnos unidos e identificados a un grupo, pero al mismo tiempo también, sentirnos diferentes a todos, y podernos diferenciar de cada una de las personas de nuestro grupo y de otros grupos.

Cada uno de nosotros tiene la seguridad de que somos seres diferentes a los demás. En una misma casa, bajo un mismo techo, los hijos de la misma madre y del mismo padre tienen que sentirse y ser diferentes unos con otros. A pesar de que todos los hermanos comparten el apellido de los padres, cada uno tendrá uno, dos y hasta tres nombres que los diferenciarán a uno de los otros.

¡Qué situación tan especial tenemos los seres humanos! Por una parte, tenemos la necesidad de “ser o formar parte” de un grupo humano, sea éste nuestra familia, nuestra calle o barrio, el estado o el país. Pero al mismo tiempo, tenemos la creciente necesidad, también vital, de diferenciarnos de los que nos rodean.

Dicen los expertos que los niños recién nacidos, viven una primera etapa en la que después de escuchar latir el corazón de su madre durante nueve meses, ellos se sienten que su madre, y ellos, son una sola unidad, un mismo ser. El desarrollo posterior le hará saber que él es en sí mismo, una sola individualidad y que su madre es otro ser diferente a él.

Durante toda la infancia, los niños y más tarde los adolescentes irán tomando aspectos diferentes y muy determinados de las personalidades de los seres que viven en el círculo de su casa; sean sus padres, abuelos, tíos, hermanos, primos y amigos. El niño poco a poco irá copiando gestos, palabras, expresiones, gustos, ideas. Esto se hace de manera muy lenta y casi siempre sin darse cuenta. Cuando llega a la adolescencia modificará en un tiempo muy corto, la personalidad de “niño” que ha construido durante los primeros años de su vida y construirá una “propia” de manera más consciente. Por lo mismo, esta es una etapa de crisis constante.

“Todos los días se aprenden nuevas cosas”. El ser humano desde su nacimiento hasta su muerte, permanentemente está cambiando y modificando su forma de pensar y de actuar. La personalidad que nos distingue y nosdiferencia de los demás, cambia todos los días. Especialmente en la adolescencia, la infancia, y con menor intensidad en la madurez y cuando se es abuelito.

Esta necesidad de ser diferente y podernos diferenciar de los demás, es una condición del ser humano, es nuestra naturaleza. Todos necesitamos identidad, tanto “hacia adentro”, como “hacia fuera”. Cada persona necesita estar segura de sí misma de manera íntima, entendiendo esta seguridad como “hacia adentro”, es decir, conociéndose interiormente, aceptándose y confiando en sus potencialidades. De la misma forma, las personas necesitamos ser identificadas y reconocidas por las demás personas de nuestra circulo. Es fundamental para cada uno de nosotros que ocupemos “un lugar” muy bien determinado en la familia, con los amigos o en la escuela.

Todos los seres humanos necesitamos sentir la seguridad de que pertenecemos a un grupo. La familia, la calle en donde vivimos, la escuela, la comunidad, el estado y el sentirnos ciudadanos del país. Dice el dicho que, “la fuerza del lobo es la manada”. El sentirnos “parte de la manada”, nos da fuerza, seguridad y confianza. Así, como sabemos quiénes somos como familia. Así también nos da fuerza y seguridad saber quiénes fueron nuestros antepasados. No solamente nuestros abuelitos, bisabuelitos o tatarabuelos, sino también, de lo que llamamos “Los Viejos Abuelos”, es decir, nuestros más remotos antepasados, en el inicio de los tiempos, porque ellos nos acompañan y nos ayudan hasta en nuestros días.

En efecto, muchas de las cosas que hoy somos y tenemos, como el maíz, el chocolate y la vainilla, fueron creadas hace muchos miles de años y se han ido pasado, de generación en generación. Estos conocimientos, valores y sentimientos, son un tesoro y se conocen como el Patrimonio Cultural intangible. Pero también contamos con un Patrimonio Cultural ancestral tangible, como son los Tollán, llamadas zonas arqueológicas. Las seis civilizaciones más antiguas del mundo construyeron pirámides. Egipto ocupa el segundo lugar con 110 pirámides. Nosotros el primero. El INAH tiene abierto al público 191 zonas arqueológicas y en cada una existen más de una pirámide.

Este patrimonio cultural ancestral es el que nos da un “rostro propio y un corazón verdadero”. Es lo que nos identifica en el mundo. Es lo más “propio-nuestro”. Nuestro orgullo, nuestra dignidad. Descolonizar es dignificar. Educayotl AC.

www.toltecayotl.org