TRANScendiendo prejuicios
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Opinión

Sin cuentos chinos

TRANScendiendo prejuicios

 


Desde temprana edad, Sebastián supo que era distinto. No sabía por qué, sólo sabía que las actividades y actitudes socialmente destinadas a su sexo -el femenino- no eran algo con lo que él se identificara. Sebas creció en un colegio legionario de puras niñas, en donde la diversidad sexual nunca fue parte del temario. En ese contexto, atravesó por distintas etapas para ponerle nombre a aquello que sentía: desde forzarse a ser igual de ‘femenina’ que el resto de sus compañeras, hasta ser más fiel a su personalidad y soportar que lo llamaran ‘machorra’ o ‘lesbiana’. 

Hoy, a cinco días del Día Internacional de Visibilidad Trans, quiero que la historia de Sebas sea cátedra de empatía para quienes por falta de información o interés, no se han dado el tiempo de entender de qué va la transexualidad (una de las variantes que engloba el término ‘trans’), así como un acompañamiento para quienes como Sebas, nunca se han sentido cómodos con el cuerpo que por sorteo celestial o biológico, les tocó. 

“La escuela para mí era una presión social enorme (…) Yo sabía que no encajaba ahí” narró Sebastián, quien hoy a sus 28 años de edad, cinco de asumirse como hombre trans gay, y tres de haber empezado su terapia hormonal, recuerda esa época de incertidumbre como una en la que su verdadera esencia, se encontraba totalmente reprimida por todos los prejuicios y estereotipos a su alrededor.

En ocasiones Sebas incluso llegaba a bañarse con la luz apagada de lo mucho que odiaba su cuerpo; de lo poco que lo que sentía suyo. “Me sentía frustrado. No me hallaba ni me terminaba de sentir yo. Cuando entré a la universidad seguía perdido. Ahí me di cuenta que no era la escuela, era algo más” explicó. Pero un día, divagando por YouTube, encontró su tan anhelada respuesta. Un cortometraje francés sobre un niño trans con el que se sintió inmediatamente identificado fue lo que -por fin- le ayudó dar con eso que hasta ese momento, no había podido explicarse. 

Sebastián no era mujer, como su cuerpo y la sociedad le decían. Era hombre, siempre había sido hombre, y además, le gustaban los hombres.  Sebas era un hombre trans gay. Ahora venía el momento que tanto temía: decirle a su familia y amigos.

Los días que transcurrieron entre que Sebas supo quién era, y que por fin decidió contárselo a los suyos, fueron devastadores. La simple idea de pensar que podían darle la espalda, le oprimió el pecho, lo sumergió en una oscuridad y un sinsentido que lo llevaron a padecer una fuerte depresión que lo orilló a considerar quitarse la vida. “Pensaba que mi vida hubiera sido más fácil si hubiera nacido en otro cuerpo. Me daba miedo decepcionar a mi gente; que me rechazaran”.

Sebas ya tenía todo listo para suicidarse. Sin embargo, cuando llegó el momento, algo ocurrió. “Yo esperaba y rogaba que alguien me detuviera, que alguien me mandara un mensaje, pero eso nunca pasó. Entonces caí en cuenta que la única persona que me tenía que hacer reaccionar, era yo”.

Así, Sebas se aventuró en un proceso de aceptación personal en el que esperaba, pudiera abrazar su ‘nueva’ (y verdadera) esencia sin temor a lo que otras personas pudieran decir al respecto. “Mucha gente dentro de la comunidad trans, no logra superar este paso. Y es justo porque cree que no hay otra salida, pero sí la hay. Aunque sientas que nadie te va a apoyar, con que tú te aceptes y te apoyes, basta” afirmó Sebas.

Con esa convicción, Sebas dio el paso de abrirse primero con su hermana, luego con algunos amigos y finalmente, con sus padres. Pese a que la gran mayoría lo apoyó de inmediato, para sus padres fue más complicado asimilarlo. “Al principio entraron en negación, sobre todo mi mamá. Lloraba, estaba súper frustrada porque no lo entendía. Luego mi hermana me ayudó a tranquilizarlos, a decirles que yo no estaba enfermo”. Al día siguiente, según contó Sebas, su mamá se acercó y le dijo que no le importaba cómo fuera, ella siempre lo iba a querer. 

La pesadilla que vivió Sebas para encontrarse y atreverse a ser quien es, tiene muchas raíces. Una, sin duda, el estigma alrededor de la diversidad sexual; lo poco que se habla y se informa al respecto. Son escasas las escuelas y familias en donde se enseña que la identidad y la diversidad de género existen, y que sin importar si estás o no dispuesto a aceptarla, hay que siempre respetarla.

Prueba de ello son las brutales cifras publicadas por el Observatorio de asesinatos trans ‘Transrespect Versus Transphobia’, que indican que de 2018 a 2019, México fue el segundo país del mundo con más homicidios de personas trans.

Sebas, dentro de todo, tuvo la fortuna de gozar de una enrome de red de apoyo en su círculo cercano. Pero muchas personas de la comunidad  trans, no tienen este privilegio. “A esas personas trans les diría: tranquilos, todo va a salir bien. Tómenlo con calma, un paso a la vez. Esto es un proceso, no tengan miedo (…) Va a haber muchas dificultades pero si pasarlas te va a traer felicidad, va a valer la pena”.

“Cuando elegí mi nuevo nombre, Sebastián, sentí que volví a nacer” concluyó con una sonrisa en la cara.