>>Todo eran risas, hasta que nos dimos cuenta que lo ocurrido era en serio y serio
Hace ya algunos días venimos padeciendo de situaciones sanitarias difíciles de superar, el llamado COVID-19, nos ha enfrentado a varios hábitos que parecían comunes y sencillos de seguir, como lavarse las manos para evitar enfermedades, eso le oímos a las abuelas y nuestros mayores, mismas palabras que repetimos a los demás y a nosotros mismos, mantener una sana distancia entre los que están enfermos y los que no, no pasaba de una simple gripa que te “tiraba” unos días y te recuperabas a veces con la pura voluntad, con remedios de casa, o ya más grandecitos, como su servidor, con la ayuda de un médico y medicamentos, al parecer todo quedaba en eso.
Ahora, tenemos que guardarnos en casa, para evitar los contagios masivos y colapsar nuestro sistema de salud, ya de por si deteriorado, imagínese que la mayoría requiera de atención médica al mismo tiempo y como es de suponerse, las instituciones se rebasarían y con ello venga el caos, sin embargo, esa incertidumbre, ese miedo hace que, aunque no estemos infectados de COVID-19, nos “infectemos de ansiedad”.
En el sitio web, el médicointeractivo.com (editada por Grupo SANED con más de 35 años en la industria farmacéutica) publica un artículo denominado “El confinamiento produce efectos psicológicos negativos, como estrés postraumático, confusión y enfado”, del cual me permito extraer algunas líneas, cuya explicación es muy sencilla.
“El confinamiento produce efectos psicológicos negativos, como síntomas de estrés postraumático, confusión y enfado. Los factores estresantes están asociados a una mayor duración de la cuarentena, temores de infección, aburrimiento, frustración, suministros inadecuados, información insuficiente, pérdidas financieras y estigma.
El paro obligado de la actividad también produce en las personas las lógicas preocupaciones sociolaborales. Aparte de una merma general de poder adquisitivo, en muchos casos también se producirá la pérdida del puesto de trabajo.”
Para ayudar a que se disminuyan estos efectos, se sugiere que las personas tengan comunicación constante con su entorno, para saber qué es lo que ocurre, pero desde la perspectiva de las autoridades de salud, no sólo lo que circula en las redes, en las que encontramos desde memes de nosotros en cuarentena, hasta las noticias más fatídicas que pudieran ocurrir, de esto último, no considero que sea bueno para su salud mental.
Otra de las acciones para evitar los efectos de la ansiedad es generar o seguir una rutina, que permita que “la mente” se “entretenga” en pensamientos sanos y/o buenos para usted, sin irnos a los extremos al pensar que estamos de vacaciones o que nos debemos tirarnos al ocio, algo pues, que nos ayude a guardar el equilibrio en el entorno. Por ejemplo, llámeles a las personas que están solas, a sus padres, a sus hermanos, haga las famosas videollamadas, que pueden ser con la misma aplicación de Skype, Whatsapp, o la que tenga a la mano, platique con ellas, no sensacionalice o magnifique las noticias, no meta más ruido, morbo o adrenalina a ello, no suele ser la mejor opción.
Prestarles atención a las autoridades, y evitar las noticias catastróficas, no significa que nos estemos engañando, sirve para que el efecto de estar en casa, no se convierta en un estrés, que nadie debería tener, ni lidiar con él, por muchas semanas, meses e inclusive años. Ahora, si usted considera que lo que ve no le afecta a su estado de equilibrio, entorno socio-cultural, laboral, intelectual, de relaciones, y que no disminuye su calidad de vida, entonces, adelante póngase a prueba ¡Es cuanto!
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