De lo ocurrido el domingo primero de junio en los comicios judiciales y locales en Durango y Veracruz, son muchos los que quieren verlo como un desplome de Morena y lejos se está de esa situación.
Es cierto los resultados no fueron totalmente satisfactorios, como lo tenían previsto, por la apatía de los ciudadanos que decidieron declinar su asistencia a las urnas.
Con todo y ello los morenos ganaron donde querían hacerlo con un solo traspiés la capital de Durango que, por cierto, no gobernaban.
El proceso electoral de los nuevos juzgadores salió como esperaban, sus cartas fueron ganadoras con amplitud y sus innovadores acordeones cumplieron su objetivo.
Ayudó en ello, la súbita aparición de Andrés Manuel López Obrador en la votación quien votó para mostrar que todos sus caprichos se cumplen al pie de la letra y que se encuentra distante de los reflectores, pero puntual en el acontecer diario. Fue un recordatorio con un mensaje muy especial.
El triunfo de Hugo Ortiz fue más conveniente para la Presidenta que la eventual victoria de Lenia Batres o Yasmín Esquivel, como fue diseñada la elección, para que una de las dos consentidas del régimen asumiera la presidencia de la Corte.
Sheinbaum Pardo había adelantado la necesidad de que un abogado indígena resultara de entre los ganadores de los 64 candidatos hombres y mujeres a la Corte.
A Sheinbaum “le vino como anillo al dedo” el triunfo de Ortiz, al que desde ahora ya se le presenta como un émulo de Benito Juárez.
El que la asistencia a las urnas haya sido pobre, no les inquieta, pueden validar la baja votación considerando que la oposición invitó a no votar y culparlos a ellos de la ausencia de ciudadanos en las urnas.
La Presidenta cumplió su objetivo, mientras los dirigentes de su partido se hacían bolas con su primer proceso electoral y lo mejor fue que se mantuvieran alejados de la elección judicial, para no echarla a perder.
Luis María Alcalde y “Andy” López Beltrán se concentraron en los comicios de Durango, fueron infinidad de veces al estado, anunciaron con bombo y platillo la incorporación de un priista de segunda línea a sus filas y cumplieron con el compromiso de llevar como candidato a José Ramón Enríquez, un médico con mala fama en el estado que ha pasado por varios partidos políticos.
El resultado no fue el esperado en Durango, mientras que en Veracruz su alianza con los Yunes les rindió frutos obtuvieron la joya preciada de la alcaldía de Veracruz puerto y la capital Xalapa, además de arrasar en el sur del estado, Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan, salvo Cosoleacaque donde triunfó el PRI.
Veracruz fue casi un paseo para Morena, aunque lo inquietante fue la baja afluencia de votantes y la pérdida de un millón de votos del Movimiento de Regeneración Nacional, comparativamente con los obtenidos por la gobernadora Rocío, Nahle, recordando que fue electa en una contienda en la que estaba en juego la Presidencia de la República.
La jornada electoral del pasado domingo no fue el inicio del declive de Morena, sino una confirmación de que es el partido dominante y que los opositores deberán acelerar el paso para contender en serio.
