Golpe de timón
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Golpe de timón

 


Tenemos que darle un golpe de timón al rumbo de México. Y con el inicio de la LXV Legislatura del Congreso de la Unión tenemos una gran oportunidad para ello.
Los últimos tres años nuestro país ha vivido -como menciona, entre otros, Aguilar Camín- en vilo constitucional, pues gran parte de las normas que han sido aprobadas en los tiempos del Régimen se encuentran impugnadas en cuanto a su constitucionalidad, y ello se debe principalmente a dos Poderes de la Unión: el Ejecutivo, que tiene un claro desdén por la Constitución, y el Legislativo, que, hasta este mes, se encontraba totalmente sometido al primero, sin importarle pasar por alto nuestra norma suprema con tal de satisfacer a su jefe mesiánico. Para el colmo, la independencia del Poder Judicial es cada vez más cuestionada, y atacada.
Pero a partir del 1 de septiembre las cosas pueden -y deben- cambiar. Al menos desde el ámbito legislativo, pues la renovación de la Cámara de Diputados federal representa una gran oportunidad para poner un alto al Régimen y obligarlo a respetar la Constitución, la legalidad y el Estado de Derecho.
Y es que si bien es cierto el oficialismo seguirá siendo mayoría en ambas cámaras, también lo es que ya no tendrá la abrumadora mayoría calificada que le permitía hacer y deshacer al antojo de Palacio Nacional desde la cámara baja, pues, aunque en algunos casos planteaban -o simulaban- diálogo, al final siempre tenían los votos necesarios para aprobar lo que se les ordenara, por lo que no había contrapesos.
Las cosas están por cambiar. El 6 de junio las y los mexicanos fuimos convocados a las urnas para elegir a las y los diputados federales que nos representarán en los últimos tres años del gobierno autoritario, populista y demagogo que encabeza Morena que, aunque sigue siendo mayoría y ganó en términos numéricos las elecciones, también sufrió un retroceso respecto de 2018.
Es cierto, en la LXV Legislatura que está por terminar Morena no obtuvo en las urnas la mayoría calificada, lo cual ha sido vendido por el oficialismo para excusar su retroceso en 2021, sin embargo, gracias a las y los legisladores de sus partidos comparsa, PVEM, PT y Encuentro Social, consiguió la mayoría calificada de 334 diputados federales, y más. A 3 años de distancia, ni sumando a los diputados de Morena, el Verde y el Partido del Trabajo (278) podrán tener esa mayoría.
Incluso, ni siquiera formando una “mega bancada” en la que los diputados del Verde y el PT se pasaran a Morena para mantener la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política, alcanzarían la mayoría necesaria para llevar a cabo las reformas constitucionales que el Régimen ha anunciado y que, sin duda, representarían un grave y muy riesgoso retroceso para nuestra democracia, como la que busca desaparecer al INE o la que pretende eliminar a los órganos constitucionales autónomos para que el Poder Ejecutivo concentre aún más poder.
La intentona de quienes conformaron la coalición electoral “Juntos Haremos Historia” de formar una sola bancada en la Cámara de Diputados federal nos deja ver su desdén, no solo por la ley, sino, peor aún, por la pluralidad, pues con ello estarían restando a voz a las y los millones de mexicanos que votamos por una opción distinta, ya fuera por la alianza Va por México o por Movimiento Ciudadano, y es una señal más -y latente- de lo único que los mueve: la concentración total del poder.
Nos guste o no, el rumbo de México está en manos de los 222 diputados de oposición que no deberán de flanquear ante la ya no tan abrumadora mayoría del Régimen, pues de sus asistencias y votos en las sesiones de la Cámara de Diputados dependerá que Morena no pueda concretar sus intenciones de debilitar nuestra democracia. Y quienes les dimos nuestro voto estamos obligados a hacerlos cumplir, sobre todo, su juramento de guardar y hacer guardar nuestra Constitución.
El 6 de junio fue una fecha crucial. Ahora inician 3 años igual o más importantes para nuestro país. Nos toca a todas y todos defender a México de ya saben quienes.
Va por México.

*Licenciado en Derecho por la IBERO Ciudad de México y Maestrando en Administración Pública por la Anáhuac Oaxaca.

 

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