Liderazgo (ir)responsable
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Liderazgo (ir)responsable

 


Quienes tenemos el honor de ostentar un cargo público y servir a través de él estamos obligados a ejercer con sensibilidad y responsabilidad el liderazgo que el mismo conlleva. En diferentes gradas y desde distintas trincheras, ser parte del servicio público implica que, como figura pública, estemos sujetos a un especial escrutinio social pues además de que nuestras decisiones repercuten de una u otra manera en la colectividad, también debemos predicar con el ejemplo.

Dicho liderazgo es mayor conforme a la responsabilidad que cada quien ostente. Mientras un concejal puede tener influencia en su municipio y el titular de una dependencia estatal en todo el estado, los servidores públicos de la Federación la tienen en todo el país. Así, es claro quién tiene la mayor responsabilidad pública y por lo tanto el mayor compromiso: el Presidente de la República.

Por eso es inaudito que, ante la situación tan grave de salud pública que viven México y el mundo, un Jefe de Estado y de Gobierno se niegue a seguir todas y cada una de las medidas sanitarias recomendadas por doctores, científicos y organismos tanto nacionales como internacionales para combatir la pandemia. Aunque “ya no contagie”. Peor aún, que sabedor de su indiscutible -aunque cuestionable- liderazgo, por cuestiones políticas se niegue a seguir esas medidas pues si predicara con un buen ejemplo se podrían salvar miles de vida, aunque una sola lo vale.

Eso, además de vislumbrar su falta de empatía, es irresponsable pues con que una sola persona la o lo imite y no siga todas las medidas de cuidado, puede poner en riesgo no solo su vida y la de sus seres queridos, sino la de todos los que los rodeen.

Es inadmisible lucrar con la pandemia. Es hipócrita que quienes más lo pregonan, no solo sean los primeros en hacerlo, sino quienes más lo hacen. Es casi criminal que quien tiene el mayor liderazgo, pregone un mal ejemplo.

Atender la pandemia por Covid-19 que nos aqueja a todas y todos desde hace ya casi un año es responsabilidad conjunta entre sociedad y gobierno pues tal como he dicho en este espacio, mientras el último da las directrices de atención y cuidado -que a nivel federal son por demás cuestionables, la primera tiene la obligación, más allá de lo legal, de cumplir con ellas pues de lo contrario estaremos todavía muy lejos de que esta enfermedad siga afectando y cobrando vidas.

Pero, aunque estamos ante un tema de corresponsabilidad, no podemos pasar por alto ni mucho menos quedarnos callados ante la irresponsabilidad de quien más se encuentra obligado con las y los mexicanos.

Por eso desde este espacio exhorto a los muchos o pocos que lo lean a atender todas las medidas de cuidado ante el Covid-19, sin importar que desde el más alto encargo que pueda tener un mexicano cunda el mal ejemplo.

Sigámonos cuidando. Hagámoslo juntos por Oaxaca, juntos por México.

 

*Licenciado en Derecho por la IBERO Ciudad de México y Maestrando en Administración Pública por la Anáhuac Oaxaca.

 

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