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Iniciamos un nuevo año y con él nuevos retos. El más grande, sin duda, es seguir haciendo frente a la pandemia, pero partiendo de no repetir los errores del 2020.

El primer paso para ello es entender que la pandemia continúa. Y continuará. Ojalá el comienzo del 2021 hubiera traído consigo el fin de esta crisis sanitaria -como muchos erróneamente pensaban-, pero estamos muy lejos de ello. Tan es así que el 1 de enero la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó la cifra mundial más alta de fallecimientos diarios por Covid-19 de la que se tenga registro, siendo América y Europa los continentes con más muertes.

Si bien es cierto ya existen vacunas que han demostrado ser eficientes para combatir el virus SARS-Cov2, lo cual es un indiscutible logro de la ciencia y la medicina modernas, también es cierto que falta un largo camino por recorrer pues, aunque varios países, incluido México, han iniciado ya sus estrategias de vacunación, no será sino hasta el 2022 o 2023 que el total de la población mundial podrá estar vacunada.

Además, debemos entender que aun con las vacunas el virus seguirá vivo -por eso la OMS ha expresado constantemente que estamos ante un nuevo virus endémico de la humanidad-, por lo que los cuidados gracias a los cuales nos vimos obligados a cambiar nuestra rutina deberán seguir latentes mucho tiempo más.

Dadas las consecuencias que la pandemia ha tenido en la vida diaria de todas y todos me atrevo a afirmar que el propósito o deseo común de la humanidad para este año fue que eventualmente podamos volver a la normalidad. Sin embargo, y no por ser pesimista sino realista, veo lejano que en 2021 podamos volver a ella.

Y es que la clave para enfrentar esta crisis, además de la solidaridad y la empatía, está precisamente en ser realistas. Gran parte del problema es minimizar el problema -valga la redundancia-, algo de lo que han culpado en su mayoría a mi generación y sus generaciones contemporáneas. Sin embargo, la minimización del problema igualmente está presente en los adultos.

También es cierto que la autoridad sanitaria federal ha fallado en la implementación de la estrategia para combatir y controlar la epidemia en México y que incluso las estrategias locales de algunos estados han sido más exitosas que la nacional, pero ello no es excusa para que desconozcamos e ignoremos las medidas sanitarias.

Si no nos quedó claro el año pasado, ahora debemos entender que todos, sociedad y gobierno, sin excepción alguna, tenemos una responsabilidad común en la batalla contra este virus y que, si no queremos que vuelva a paralizar al mundo por completo como sucedió en el primer semestre de 2020, debemos combatirlo unidos.

Y eso es algo que todos debemos cambiar si queremos que en 2021 nos vaya mejor que en 2020. Los que tenemos que ser mejores somos nosotros, no el nuevo año.

Asumamos nuestra responsabilidad común y hagamos del 2021 un mejor año.

*Licenciado en Derecho por la IBERO CDMX y Maestrando en Administración Pública por la Anáhuac Oaxaca.

Twitter: AndresASil

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